30 de noviembre de 2010

19. Bailarina

Ya desde hace algunos años me había dado por el baile, pero con siete me hice la idea de girar sobre una cajita de musica, como esas de los cuentos o las películas, como la del soldadito de plomo o la del cascanueces que un día fuí a ver con mi madre. Sentía un especial regocijo cada vez que estiraba en clase y mi profesora de danza se empeñaba en uniformarnos hasta en los movimientos. Mi observación jugaba un papel muy importante pero sobre todo me veía bailando sobre la plataforma giratoria y mi vida daba vueltas alrededor, ¡Qué sensación!.
Cada día de ensayo durante el curso ajustaba mis mallas y mis bailarinas rosas, estiraba los brazos lo más que podía para poder guardar el equilibrio necesario y era divertido escondernos detrás de las mesas apiladas al fondo de la sala para ponernos el traje de danza. Salía volando sobre las puntillas y mi madre me llevaba por los bordillos con mucha paciencia para que permanezca como yo quería: en equilibrio con el  mundo.

Cuando llegaba el día de la función, mis padres estaban en el teatro muy pronto, cámara en mano y me hacían un book impresionante, la felicidad de ese momento aún perdura en mi corazón cuando evoco este recuerdo, sus caras felices, sonriendo dándome en una mirada, en una sonrisa todo el amor, sencillo amor, eterno y dulce, amor como chocolate caliente o queso fundido, amor como caramelos gigantes o piruletas giratoriias, giratorias como yo de felicidad. Mis tíos y mi abuela también venían, me regalaban flores y besos, pero lo que más agradecía eran los abrazos esos pequeños montoncitos de cariño que sujetan un simple gesto, era magnífico y es magnífico poder recordarlo.

Lena, lo has hecho muy bien!!. Si, yo sabía que no era una experta bailarina sobre el escenario, pero esas palabras me hacían girar sobre la cajita de musica y sentir el mundo a mis pies, el  mundo en un paso de ballet.

25 de noviembre de 2010

18. Mi osito

Osito no tenía nombre, solo era osito sin más, sujetaba muy bien los cojines de mi cama y dormia a la perfección cerca del alfeizar de la ventana cuando lo dejaba mirando al sol, nunca se quejaba ni protestaba y casi siempre le gustaba estar cerca de dónde yo quisiera. Osito era mi preferido desde......desde siempre.
Su brazo era especialmente sujetable y su cuerpo abrazable como ninguno, blandito, con ojos color caramelo y nariz negra y pequeña, su boca estaba cosida con un hilo negro que no se como permanecia allí.Sus pies y su  manos tenian unas delicadas pezuñas suavez y blanditas como motas de algodón. 
Osito se arrastro conmigo mientras andábamos, se cayó de la silla de paseo muchas veces, recibió vomitonas, babas y lluvias y unas pocas lágrimas. Pero él seguía allí perfecto e imperfecto a la vez. Mi madre decía que debía pensar en dejarlo tranquilo, que a lo mejor los Reyes me traian uno y asi cada año hasta que cumplí siete.

Una mañana después de cepillarme los dientes, corrí a mi habitación para coger a osito de mi cama, pero no estaba, pregunté a mi madre si lo había puesto en la lavadora, que eso había ocurrido en otras ocasiones sin previo aviso y me encontraba al pobre osito dando mil vueltas dentro y mareándose sin que nadie pudiese hacer nada por él, y luego me tocaba a mi desmarearlo sacándolo al aire fresquito del jardín para que se seque y no vomite del mareo que tenía. Pero mi madre me respondió que no lo había visto. 
Buscamos en todas partes y no lo encontramos, osito estaba perdido y yo no supe que hacer solo ponerme triste y esperarlo sentada en mi cama mirando el sol, como a veces yo lo dejaba.

Mis padres me trajeron uno nuevo, un osito lleno de pelo color camel, sus ojos también eran de color miel y su boca estaba muy blandita poruqe tenia una lengua resplandecientemente aterciopelada con un gran lazo rojo en el cuello y en su pecho ponía Lena...pero yo me puse a llorar poruqe ese no era osito...sin duda no lo entendían.
Aquella noche no pude dormir y quería que Osito volviera pero no se me ocurría nada brillante.Al día siguiente me puse a desayunar con desgano, mi madre decía : no pasa nada Lena, pero si pasaba, a mi no, pero a osito si, a él si.

Fuí a coger mi mochila y mi abrigo para ir al colegio, mamá me había puesto las dos coletas de siempre esta vez mas altas que nunca y los lazos de rojo bermellón no se si para hacer juego con mis mejillas y mis ojos llorosos. Y cuando abría la cremallera de la mochila para guardar el bocadillo..vi a osito asomando un brazo y luego todo el cuerpo, salté de alegría lo abracé muy fuerte, le di muchos besos y le dije: quédate aqui quieto en la ventana, mira el sol yo te esperé igual cuando te fuiste. Y él se quedo quieto, sonriente. Sus ojos caramelo brillaban mucho y su boca cosida reflejaba mi calma y mi paz. Otra vez estábamos juntos,
Por las noches todavía lo abrazo fuerte y no le dejo ir aunque su boca ya no se ve y sus ojos no brillan tanto sigue blandito, abrazable y especialmente lleno de mi.

17. Viajar

Abrí los ojos, aún seguía en el coche, no me preguntaba casi nunca ( a diferencia de otros niños) si faltaba poco para llegar, pensaba en los detalles del camino, su árboles abrazándome, el cielo blanquiazúl, rápido y eterno que nos seguía y guiaba, lo que dejábamos atrás casas, puentes, caminos de tierra que siempre dan ganas de saber a dónde llevan, hierba, amapolas, y de repente: Lena, venga, ya hemos llegado.

Así eran los viajes, jugando a amarillo, veo veo, el número que toca, cantando, riendo y soñando, me detuve a pensar en sus detalles cuando mamá me dijo que, nos subiríamos, esta vez a un avión. Pensé que vería entonces por las vemtanillas: nubes? otros aviones? Pero los vaivenes me hicieron ver que desde allí no se ve nada más que tú. Al descenso, es verdad que te acercas a tu mundo y nunca mejor dicho, indescriptible sensación de bienestar, de volver al punto de donde partiste, la tierra. Pero volar no me trajo sensaciones distintas. 

Mis padres habían decidido llevarme a un lugar lejano lleno de gente y con casas muy bajitas, la fruta era distinta, el aire y los sonidos, conocí  a mucha gente que me miraba extrañada, todos me llamaban, Lena por aquí, Lena por allá y no sé decir aún si eso me gustaba o no solo que empecé de algún modo a sentirme niña, a sentirme como era, una niña sin armas, al parecer mis armas se quedaron allí en mi casa con mis juguetes, mis amigos, mi colegio y mi aire. Me sentí una niña indefensa, sin lenguaje, sin pensamientos distintos, sin proyecciones de ilusiones, que al parecer solo yo imaginaba en ciertas ocasiones, y es que allí en aquel país...de las maravillas conocí a niños que pensaban como yo, actuaban como yo y soñaban como yo....Ahora lo entendía, era el pais de las maravillas, y yo Alicia con mis padres de la mano, me los había traido a un gran sueño..y esta vez volaron conmigo y yo dentro de sus sueños era igual que otros niños, con las mismas sensaciones, pensamientos y sentimientos. Ahora entendía este gran viaje y porque no se veia nada por las ventanillas del avión.

Volar es magnífico, y volar a un país distinto siempre distinto, es maravilloso sobre todo cuando encuentras otros como tú.

14 de noviembre de 2010

16. Ellos son

Sucumbir ante la realidad es probablemente la actitud que me lleva a desplegar mis alas y volar, dejarme llevar y rellenar mis espacios irreales de vanalidades misteriosas o jeroglificos escritos en  laberintos de bordes redondeados. Mis amigos lo sabían, ellos siempre estuvieron acompañandome en la batalla que luchaba contra la realidad, con seis años tampoco era nada difícil...imaginaciones de niña...ya pasarán, comentaban los adultos a mi alrededor.

Por fin, mi padre se instaló en mi vida con su papel en plenitud, íbamos juntos a pasear los domingos, a montar en bici y mis amigos y yo corríamos por los verdes prados de verano con más alegría que nunca. Reconozco que fué entonces cuando empecé a mirar la realidad desde el sosiego, las florecillas del campo y las mariquitas se dejaban ver y yo disfrutaba de cada señal de vida porque yo también era asi de pequeña pero me sentía igual de importante, todos tenemos un papel en la vida, concluía al fin, todos debemos estar y ser.
No sólo yo noté el cambio, mi  madre, que tanto esfuerzo había hecho por llenar mis días de eterna alegría y lo había conseguido con creces, también ahora disfrutaba de la tranquilidad que dan esos pequeños momentos de sentirse a gusto, de sentirse bien, de sentirse felices.
Aunque todos sabemos que la felicidad es un momento, un trocito de nuestra vida, es como una descarga de emociones difícil de describir y difícil de olvidar.

Mis amigos y yo éramos incansables, disfraces, paseos en la montaña, fiestas a destiempo, cenas, viernes sin descanso y domingos de chuches. Emociones sin límite y diversión, esos eran mis espacios favoritos y ellos me hacían sentir que ser niña era fantástico, sin embargo yo seguía pensando en crecer, en tener tantos años como para saber todo de la vida y poder seguir creciendo, ver el  mundo desde allí arriba como los adultos y probar suerte con todo lo que se me pusiera en el camino. Pero disfrutar no está mal y mis años con ellos fueron lo más bonito y lo más divertido que siempre guardaré en un trocito de fieltro cosido a mi pequeño corazón.
Los niños  a mi alrededor iban y venían,  recorríamos juntos algunos caminos y luego venían otros y así, pero algunos que parecía que no estaban, al final de mi camino siempre esperaban, pacientes y en silencio, con la sonrisa puesta, con el abrazo a flor de piel, con la mirada expectante de querer oirme, de querer volar, de soñar conmigo y acompañarme. Esos, mis amigos....ellos son así.

11 de noviembre de 2010

15. Berta ( este va sin dibujo)

Ella era graciosa, su pelo flotaba como una nube de algodón cuando corría escaleras abajo, rojizo de sabor a melocotón, pensaba yo, cada vez que olía su melena rizada y pelirroja, la imaginaba comiendo melocotones a montones para tener el pelo con ese olor, llevaba gafas azules que resaltaban sus grandes ojos verdes y sus pecas debajo de ellas, le daban un aspecto de cómic.Ni alta ni baja, ni fea ni guapa, simplemente Berta.
Cada mañana Berta y yo entrábamos a clase juntas, nos sentábamos juntas y abríamos nuestros estuches de pinturas y cuadernos juntas, el tiempo que transcurría desde ese momento hasta que llegara un adulto a darnos clase, nos pasábamos contándonos lo que habíamos soñado y dibujábamos personajes difíciles de descifrar, bueno, en realidad los dibujaba ella, que se le daban mejor estas cosas, en el patio jugábamos con otras niñas pero siempre intentábamos estar en el mismo juego las dos y al volver a clase  reíamos de lo bien que salía todo cuando estábamos juntas.
Su  madre, una mujer fina, alta y con una larga melena morena, la esperaba sonriente a la puerta del colegio y Berta se despedía de mi con un gran abrazo y corría al lado de su madre, le daba la mano y entonces sus pies parecía que ya no tocaban el suelo de lo rápido que volaba hacia el autobús. Mi abuela nunca podía ir a ese ritmo y por eso no nos ibamos juntas y eso que vivíamos cerca una de la otra.
Su perro "Troqui" salía feliz meneando la cola cada vez que yo iba a buscarla para ir a por chuches o a jugar y daba vueltas de contento saltando y ladrando, a veces y sin que su  madre se entere le dábamos a probar nubes rosas o frambuesas con azúcar, solo un poco decíamos y él estaba feliz.

Nuestras bicis, nuestras pelotas, nuestros patines y nuestras cuerdas de saltar, lo compartíamos todo y era divertido soñar juntas, cuando acabe el curso nos iremos a la playa, al Caribe, con un bikini de brillantes y un sombrero rosa, tendremos algunos novios pero serán de las dos, creceremos en París y cuando vayamos a la universidad elegiremos escribir libros, una los escribe y la otra hace los dibujos. Seremos famosas y a la luz de los focos y pisando la alfombra roja nos haremos muchas fotos con vestidos largos y nos pintaremos los labios de color rojo.
Berta no está, mis letras la buscan y echan de menos sus dibujos, sus risas y su olor a melocotón pero yo la echo de  menos a ella y solo a ella. He intentado poner algunas Bertas en mi vida y algunos otros abrazos, pero aún es difícil.

4 de noviembre de 2010

14. Uno de estrellas

Con cinco mi vida ya no fué la misma, conseguí mi objetivo: escribir. Por fin pude decir un poquito de todo lo que pasaba por mi mente. Enlazaba las letras una a una intentando que el lápiz se deslice en el papel como las anémonas ondulantes del mar, sin esfuerzo alguno, que las palabras digan más que lo que ponían, que suene a melodía indescifrable, a sueño, a  cuento mágico, quería decir para que el mundo me oyera y sintiera.

Mi profesora, una mujer que a mi modo de ver  no dejaría nunca de ser guapa porque siempre sonreía, cogió mi primera historia y la leyó deteniéndose en cada letra, en cada palabra y yo expectante en el fondo de la clase hacia como  si me leyese un cuento, pasaba las hojas sin mirar y conteniendo el aire.....
- Lena, vienes un momento?
- Quien te ha contado esto?
- Nadie
- Nadie?
- Está en mi cabeza.... Y sentí mis mejillas encenderse, como cuando las luces del árbol de navidad tienen el modo de encenderse de leve a intenso, así me sentí...así me detuve dos minutos.
- Es muy bonito Lena...es precioso!!, me dejas que lo lea mañana en clase?
- Si, -repondí bajito-

El señor de las estrellas

Había una vez un señor que tenía manos de estrella, no podía mirarse en el espejo porque las estrellas brillaban y no le dejaban ver, no podía peinarse, ni lavarse porque las estrellas no son como las manos, no podía abrazar porque los picos de las estrellas se clavaban en las personas y muy triste se fué a vivir a una montaña. El señor de las estrellas todos los dias lloraba sin parar y las estrellas se mojaban y brillaban todavía más, el señor de las estrellas tenía que llorar con las manos en alto para que no se mojaran y se dió cuenta que si estaban siempre así le molestarían menos, asi que se subió la colina más alta y alli se puso a llorar, de sus ojos salieron rios, de los rios hierba, de la hierba bosques y de los bosques pájaros, los pájaros volaron mucho y llegaron al cielo y le pidieron a la luna que recogiera esas estrellas de las manos del hombre. Y por la noche cuando el hombre estaba con las manos arriba en lo alto de la colina, la luna se llevó las estrellas y el hombre se quedó solo, en silencio y sin luz. Lloró dos días por sus estrellas y con sus manos nuevas escribió  una carta a la luna, le pidió que lo llevara a vivir junto a sus estrellas porque de allí no se quería ir porque las echaba de menos. Desde ese día el señor de las estrellas vivió en lo más alto de las nubes y se encarga de encender las estrellas por la noche. FIN

Todos aplaudieron y me dieron un abrazo...Y yo me puse muy contenta, hice una portada a mi cuento y lo guardé en la cajonera de mi clase.
Me fuí a casa, en silencio....mi madre me miró y se dió cuenta de ......que no debía preguntar....y no le dije..no dije...que aquel hombre, el señor de las estrellas, era mi abuelo y que me había dejado aquí con sus bosques y su hierba, sus ríos y sus pájaros y que solo miraba cada noche al cielo para ver sus estrellas.

2 de noviembre de 2010

13. Hoy puede pasar

Mis principios y finales se parecen de año a año, iba creciendo y dando vueltas a cada aprendizaje, escribir de izquierda a derecha, utilizar correctamente los cubiertos en la mesa, combinar mi atuendo con mis accesorios, saber dar y recibir, dar las gracias y ser amable, pero nadie enseña lo que necesitas de la vida , es la vida quien te enseña aunque a veces no del mejor modo.
Mirando lo azul del cielo, una vez ,pregunté a mi abuela lo que veía alli arriba, porqué siempre levantaba la mirada como buscando respuestas en lo alto de las nubes, ella no respondió los ojos se le llenaron de pena y enjugó sus lágrimas y me dió un abrazo. En otra ocasión, pregunté a mi padre porqué lloraba al mirarme cuando llegaba a casa después de un largo viaje, no sé me dijo, a lo mejor necesito un abrazo y eso fué lo que hice, lo abracé tan fuerte que no creo que se le haya olvidado. Mi madre siempre estaba dando vueltas a mi alrededor, ella no se apartaba de mi en cuanto me veía, Lena ven aquí y jugábamos, Lena a cenar y cenábamos, Lena pon la tele y tumbadas en el sofá nos pasabamos viendo y no viendo, Lena ponte botas que nos vamos al campo, Lena mañana teatro, Lena hoy merendamos chocolate, Lena esto, Lena lo otro. Ella llenaba todos mis espacios y a mi me gustaba que los llene todos, sin dejar ninguno vacío, yo siempre quería más y allí estaba mi madre para proponerme algo que yo siempre aceptaba encantada.

Pero la vida se encargó de que a mis cuatro años aprendiera una cosa de la que aún me cuesta salir.
Un buen dia llegó mamá y dijo que debía hacer una pequeña maleta e irme con la abuela tres días, debió decir tres años, que fué lo que a mi me parecieron una vez estuve metidos en ellos, tres largos días sin su voz sin sus cenas, sin sus canciones, sin sus cuentos, sin sus chocolates y sin sus manos, tres días con muchos espacios vacíos. Mi abuela los intentó llenar de mil modos pero yo no quería hacerlo, primero empecé a llorar a ver si se acababa pronto, después me negaba a todo a comer a dormir a bañarme y a peinarme, y por último me di cuenta que no quería nada más, solo que volviera. Mi abuela me explicó que hay que saber esperar, pero a veces cuando pasa esto, esperar no sirve de nada.
Así fué como aprendí a echar de menos a alguien, entonces se convirtió en una cadena, primero eché de menos a mi madre, después a mi padre, luegoa mi abuelo y asi me pasaba horas y horas, llorando, negándome y esperando a que volvieran, algunas veces volvían, otras no. Ahora ya no espero, intento llenar mis espacios, sin estar vacía por dentro, dando algo a los demás. Con cinco años, supe que el mundo siempre me parecería ajeno, si al echar de menos a alguien me encerraba a no ser, ahora soy y estoy, se que hoy puede ser uno de esos días, que puede pasar, que me pierda entre jirones al sol, que las nubes me envuelvan y me hagan perder el rumbo de mis días, que tarde en oir tu voz llamándome bajito, que los colores de las estrellas de mi mente se vuelvan grises y ya no pueda pintarte ni a ti ni a mi mundo, que me sumerja en olas de tormenta y naufrague en una isla de cristal sin sol y sin luna, sin paz y sin nadie...y empezar a echarte de menos.

27 de octubre de 2010

12. Allí debajo

Dime y dame, toma y  no vuelvas a pedir más. Así llegó mi cuarto año de vida en compañía de mis padres y mi abuela, recuerdo mi niñez tan cercana, que parece que todavia la toco con los dedos, el día que miré hacia atrás recopilando una a una mis alegrías y mis penas, todas de atrás, de años anteriores a los que tengo ahora, una sonrisa se dibujó en mi rostro, pensé que este era un buen modo de soñar...y seguir volando.

Las veces que menos vuelven a mi, pero que existieron, son las de estar triste sobre el columpio del patio interior de la casa de mi abuela, me gustaba estar horas y horas mirando como el suelo se movía bajo mis pies intentando irme del mundo, de la realidad, de la pena que me invadía cada vez que hacía eso. Mis pies flotando y allí debajo el mundo, con sus flores de colores y su  cielo azul, con sus risas y paseos al sol, con su luz y su paz, ese mundo que yo no pisaba porque lo miraba desde allí, desde mis pies descalzos, flotando a vaivenes. Todo era muy triste cuando alguien a quien yo quería me hablaba con firmeza, las palabras mal dichas a veces suelen grabar en tu corazón una herida que es difícil de saber su procedencia, ni porqué ocurre ni siquiera cómo curarla...y de repente te sientes muy mal y las lágrimas salen y salen sin parar, eso era lo que me pasaba por eso me detenía en el columpio y paraba el tiempo, el tiempo de esa herida como si quisiera retrocederlo..pero ya lo aprendí....no se puede. Ese momento era eternamente triste y a veces veía mis lágrimas caer en el vestido rosa que me ponía mamá para parecer más guapa -todavía- eso decía, y las veía y me manchaba y me ponía todavía más triste, a veces venía mi abuela a darme besos en los ojos, en las manos o me cogía e intentaba despegarme del columpio, pero yo no salía, no me movía y a cada segundo de caricia venían dos de pena y a cada beso dos de querer volar...pero volar de verdad. Intentar modificar en un ápice lo que me llevó albergar esa herida en mi corazón...no supe hacerlo en ninguna de las ocasiones, aún eso no lo he aprendido.Por eso cuando me vuelve a ocurrir, busco lo más alto par subirme en ello y mirar el mundo desde allí.....luna como me gustas.

24 de octubre de 2010

11. Mía

Es curioso como el mundo da vueltas, gira sin detenerse y caminamos en él como torbellinos de aire fresco cada uno a su ritmo, a su son.
No me acostumbré a tener tres años, no se porque tendría que hacerlo, solo deduje que debería y no lo hice, algunas cosas son así, yo en ese tiempo quería crecer, poder conducir, llevar el pelo de cualquier manera, y no con las coletas que me hacia mi madre, quería salir cuando llovía y que las gotas me mojen sin descanso, quería amanecer cuando aún los pájaros estaban dormidos y esperar que la naturaleza se despierte, ver las películas catalogadas para adultos, leer las novelas rosa,  probar a que sabe el café, y sobre todo quería crecer porque creía que los adultos podían y sabían hacerlo todo, todo cuanto podían para hacer felices a los demás.....ya, ...en eso me equivocaba.
Mi madre se quedaba cada vez más triste cuando se iba papá pero yo me encargaba de entretenerla lo suficiente, entre mis ayayais y mis fiebres y lamentos tenía bastante, aunque disfrutaba más cuando mis cuentos,  mis masajes y mis peinados. Nos divertíamos al caer la tarde cuando el sol dormía, ella se levantaba muy pronto y las dos iniciábamos el día en rumbos distintos: trabajo y escuela, no se cual era más duro. 
Mi abuela me llenaba de sabiduría con sus enseñanzas y a veces, cuando hablaba con mi padre por teléfono conseguía no echarle de menos por las noches.

La lectura se había convertido en algo habitual, cada noche necesitaba adivinar lo que encerraban las palabras y todo me parecía maravilloso porque sabía que ese mundo en el que yo pensaba existía a través de los libros.
Iba a la biblioteca una vez por semana al menos, mi madre decidió adoptar esta rutina después de darse cuenta que yo no tenía fin en cuanto a la lectura. Otro de mis entretenimientos era disfrazarme de todo un poco, pero sobre todo poniéndome muchos artilugios en la cabeza, en los brazos y salir baioloteando por la casa y a veces por la calle, era divertido adoptar formas insospechadas, personajes pintorescos y actitudes que nunca crees que puedes tener dentro de ti, ser otra persona, y no es que tuviese personalidad múltiple pero casi.
En este tiempo aprendía a bailar, a jugar con niñas de mi edad, a comer caramelos, a montar en bici, a patinar, a decir y a crecer. Me gustaba mirar con los ojos de lectura toda mi realidad, saber que  mi profesora podía ser una hada celeste que dotaba de saberes a sus pequeñas hadas y hados, que algunas calles por las que pasaba podían haber sido caminos de hierba fresca con hermosos girasoles a los lados, que el patio de recreo encerraba pasillos secretos que te llevaban a paraisos inigualables donde podías recorrer aventuras sin fin, que mi abuela era una bruja buena que sabía hacer pociones que me hacian aprender todo más rápido y curaba todos mis males con perfumes de alhelí que solo encontraba en un bote que guardaba en lo más alto del mueble de la cocina, que mi abuelo me miraba desde las nubes porque adoptaba las formas que yo dijera si apretaba los ojos y volvía abrirlos cada vez que quisiera, que mi padre era un capitán pirata de un barco extranjero al que solo accedían los malechores de ciertos confines del planeta para navegar con él y ver dragones y seres mitológicos que habitaban en el mar y por eso nunca me llevaba con él por sus misiones de alto riesgo. Lo miraba todo con esos ojos y me gustaba hacerlo.
Pero no encontré en todo mi mundo nada para situar a mi madre, con su sonrisa de labios carmesí, con su voz dulce y tenue que susurraba a mi oído las mejores historias, sus manos de caramelo llenas de caricias que brotaban una tras otra, incluso cuando se enfadaba podía ver a través de ella la verdad, mi única verdad: solo existe una....una madre. En todos mis mundos, mi  madre siempre sería eso, mi madre.

20 de octubre de 2010

10. Esperar

Con tres años, que para mi ya eran muchos, las cosas pasaban todas seguidas sin detenerse, a veces, me parecía que estaba en una pelicula de los 70 de esas que se proyectaban en blanco y negro y salía un hombrecillo con el sombrero y el bastón, con su bigote negro haciendo diversas acciones graciosas. Así me veía yo, el colegio con sus aprendizajes, algunos llorando, otros corriendo sin control, coordinarnos en grupo era desafiar a las leyes de Murphy, ni Pávlov con todos sus estudios nos movía de nuestro particular autismo que a veces se agravaba por momentos, eso es así al principio, le consolaban sus compañeras a mi "profe", pero luego ya verás que bien. Después la comida y es que todos se empeñaban con que había que comer de todo y yo pensaba, y ellos que saben si yo veo que los adultos solo comen lo que les apetece.... ya, querían engañarnos siempre. Mi madre me apuntó a natación, que por cierto era una pesadilla, el autocar nos recogía en el colegio y nos llevaba a las piscinas y no entiendo muy bien porque todo el mundo hablaba gritando, el tono más elevado que jamas podría imaginar, allí hacía mucho calor parecía que siempre era verano y yo con mi bañador rojo y mi albornoz a juego para meterme al agua con mi monitor que me lanzaba y me recogía como una tabla más de la piscina, acostumbrarse a eso es un poco difícil y nadar ya ni que decir. Después otra vez a casa de la abuela a esperar a mi madre.

Así iba yo, en mis rutinas diarias, cuando un día saliendo de piscina no vino mi abuela, ni  mi madre, ni nadie, me quedé muy triste de la mano de la monitora que mas gritos daba, pero en ese momento me dijo muy bajito, no me sueltes, ya te acompaño yo hasta que venga tu abuela ¿vale? y yo asentí, pero en el fondo se lo agradecí, por no gritar y por enseñarme que las cosas se pueden hacer de varias formas y que debes estar atenta para no etiquetar a nadie. Por fin, llegó.........mi padre??. -Papá!!!, me lancé con una sonrisa, le di muchos besos y me llevó  a hombros a casa de la abuela, tomamos chocolate de camino y me supo a cariño, a recuerdo, a ganas de seguir así con él, de rodear mis brazos a su cuello y girar sin parar, me supo a te quiero y a sueños. Ya en casa todo era armonía, mis padres prepararon el baño y después de muchos mimos cenamos y luego el cuento de mamá pero esta vez los tres juntos oyendo, diciendo y volando. Las imágenes de esos momentos traspasan lo descriptible, no hay nada que decir acerca de eso...simplemente maravilloso.
Las veces que mi padre estaba en casa eran así, aún puedo escuchar las llaves tras la puerta, sentir el vértigo de elevarme por los aires, soñar con cada una de sus caricias y llorar al recordar sus maravillosos abrazos. En mi rostro se dibujaba una sonrisa que no se borraba ni en sueños, y mi mente juguetona, a la que le gustaba salir, solo quería quedarse a su lado para volar con él, nunca entendí muy bien por qué no podía soñar conmigo y hacerme girar en mi torbellino de ideas fluorescentes, mi padre sellaba mis pies y yo permanecía dando vueltas a mi mundo a su lado. Tenía miedo de perderlo, de mirar la ventana como mamá, de llorar en silencio como la abuela y de esperar, tenía miedo de esperar, porque en el tiempo de espera las ideas vienen y van unas tras otras, te envuelven y te hacen albergar miles de alternativas, unas calladas y quietas otras más inquietantes y algunas tristes, las ideas dan vueltas y tu no sabes elegir con cual quedarte y sigues esperando y no sucede nada.....esperar con la esperanza de volar, de desplegar tus alas al mundo, pero no puedes, no sucede y sigues esperando, recoges tus ganas, tus deseos, tus razones y se queda tu miedo y tu pena.

- Dile adiós a Papá, Lena- me dijo mi madre

Y yo no quise hacerlo, lo dije muy bajito para que nadie me oyera, ni siquiera el silencio, ni mis miedos.

19 de octubre de 2010

9. Volando

Mis días podían ser infinitos cada vez que recuerdo mi inicio en la etapa escolar. El colegio no me terminaba de convencer del todo, no estaba segura de aprender allí lo que en realidad necesitaba, asi que con tres años cumplidos seguía haciendo de las mías en clase. Esta vez tuve una maestra con mucha paciencia y al parecer le importaba todavía menos que a Sara que yo ande urgando en los rincones más insospechados del aula, que explote cuando hacíamos plástica y que no deje dormir a nadie a la hora de la siesta, ella me dejaba hacer y sonreia, creo que en el fondo le parecía un reto y un atrevimiento positivo el mío.
Sin embargo, mis años no me dejaban aprender constructivamente como mi madre quería y aunque debo reconocer que aprendí allí casi todo lo que ahora se, la proyección de mi mundo interior necesitaba salir de vez en cuando.

Mi abuela me llevaba cada tarde al parque  y paseabamos viendo lo árboles más altos del camino, todos los detalles me los iba diciendo uno a uno, mira su tronco cúanto más ancho más años tiene y mira sus líneas en ella puedes ver lo fuerte que se va haciendo, ves esas ramas...esas son nuevas y esas del año pasado, sus frutos estan  apunto de abrirse, ese árbol pronto cambiará de color y se caeran todas su hojas, mira allí a lo lejos...y mientras ella hablaba me transportaba a la tierra, al olor a hierba, a frescor de naturaleza, sabia, pura, a verdor de tarde que cae, como se pone el sol, como nosotros cuando cerramos los ojos, desde luego mi abuela sabía mucho.

Después de cada sesión de parque, mi madre me recogía y me llevaba a casa, muchas veces iba durmiendo en el coche deseando que ya nadie me mueva y quedarme alli hasta el día siguiente, pero siempre: ¡Lena venga! ducha y cena. Y luego llegaba la hora mas importante del día, donde se me olvidaba el sueño, las lágrimas derramadas por los  juguetes no compartidos, la pena de mi abuela cuando se acordaba del abuelo, la de mi madre mirando el teléfono a ver si papá nos llamaba, la del adiós a mi osito por la mañana, todo se pasaba cuando mi  madre me cogía en su regazo y abría un libro, podía contar las mejores historias aunque ya las conociera, cada gesto suyo hacía de cada palabra un jugueteo de sonidos al salir de sus labios, los susurros se convertían en atropellados soplidos de imaginación y todo separalizaba y solo existía ella y sus cuentos, ella y sus historias, ella con sus sonrisa iba rellenando mi mundo interior, mi mente, mis sentires, ella si que sabía lo que necesitab, ella me leía, me decía, me cantaba y esas sin duda eran las horas más felices de mi vida.

Entonces me iba a la cama con una sonrisa, con la satisfacción de haber recargado mi  mundo a su lado y me sentía grande, fuerte y valiente. Sin duda, así me sentía,"hasta mañana mami", era lo que me salía decir pero quería decir más, gracias, me has dado mucho más de lo que crees, me has dado la vida un trocito de la tuya a través de este momento, un trocito de tu mundo vaciado en mi alma, gracias por tus historias, por tus palabras y por enseñarme todo de este modo, por encender tu llama del color de ensueño y dejarme volar.

18 de octubre de 2010

8. Palabras

Desde los aprendizajes tempranos, siempre me interesaron las letras, para mi era un mundo indescifrable muy mágico y lleno de una perfecta armonía. Desde aquel día en que Sara  trajo muchos cuentos a clase y no paré hasta que los ví todos, supe que ese sería mi objetivo, entender todo lo que allí ponía, estaba claro sino podía decir con soltura lo que de verdad pensaba, a lo mejor podía escribirlo. 
Sara llamó a mi madre en tres ocasiones en un trimestre, y no es que yo fuera un trasto, como decía la abuela, que a veces si que era cierto, si no que, en palabras de la "profe" yo estaba siempre a lo mío y no queria estar con los demás, me concentraba en lo que e interesaba pero en lo que no, salía corriendo o hacia otras mil cosas a la vez. Mi madre le explicó que ella trabajaba mucho y que mi padre viajaba sin descanso, estaba al cuidado de mi abuela y por eso estaba un poco descentrada.
Pero aquel día, el de los cuentos, Sara se dió cuenta de mi objetivo: leer y en un segundo paso escribir.
Empece a reconocer las letras rápidamente y a unir unas con otras como si fuera un juego sencillo, no me costó tanto y al final de la escuela infantil casi leía mis primeras palabras, mi abuela se lo decía a todos y llevaba siempre mi cuento preferido a todas partes, el de "Las cosas de la rana", así se titulaba, yo no lo leía pero lo sabía de memoria, si que leía las páginas del cuento cuando la rana encontraba una: BOLA, luego encontraba una PALA, después se iba a buscar un MESA para poder tomar su SOPA y así hasta diez palabras, el panadero, el pescadero, el frutero y el carnicero, ya se sabían mi repertorio y todos siempre me daban piruletas o chuches diciendome después de cogerme de los mofletes, ¡qué niña más lista! ¡cuánto sabe! y yo feliz. Sara hacia lo mismo, me llevaba a las otras clases, las profes me daban muchos besos y después de leer mis primeras palabras todo el mundo concluía: ¡Lena qué bien lo haces! y yo pensaba, lo hago bien, porsupuesto pero yo quiero más, a ver si vais a pensar que esto es todo.
Y así terminé la escuela infantil y mi madre pensó que lo mejor sería llevarme a un colegio de métodos constructivistas donde mi aprendizaje sea como era yo, a mi me daba igual, pero lo que necesitaba era seguir aprendiendo y poder enseñar a todos lo quer tenía hace mucho en mi cabeza. Pero no fué así.
Cuando empecé el colegio me di cuenta que mis pensamientos siempre irían por un lado distinto de la vida que me había tocado vivir, mi mente volaba abriéndose paso entre olas tempestuosas y ráfagas de viento de polvo brillante, mis pensamientos surgían y se llenaban de todo lo que mis ojos veían a cada flash de segundo como fotogramas inamovibles en una pantalla de ordenador, permanecían impertérrito ante lo cotidiano esperando que yo los saque de allí y vuele con ellos hacia mundos lejanos, llenos de paraisos intangibles, de unicornios de plata y bosques de purpurina, de mares violetas y cielos de espuma, mundos que estan cerca pero que no queremos ver, que todos tenemos un trocito dentro, algunos muy dentro, pero se ven  a través de sus ojos, de sus miradas, de sus silencios. Esos mundos que nunca dejo de ver cuando abro los míos y miro la luz de los de los otros, de esos que me miran, de esos que saben, de esos para los que las palabras sobran. Esos mundos llenos de sentimientos, de pensares, de saberes, mundos mágicos, mundos maravillosos.

17 de octubre de 2010

7. Peque

Dicen que cuando uno toma conciencia y empieza a elaborar recuerdos permanentes está entre los dos y tres años de edad, pero yo empecé mucho antes, todavía recuerdo los latidos del corazón de mi madre cuando era lo más parecido a un anfibio en el medio acuático, o la cara de mi padre cuando le llamé por primera vez papá, todavía se asoma al cerrar los ojos, el olor a mi madre cuando se acercaba a darme un beso suave a la medianoche, todo lo conservo, todo lo grabo.
Mis dos años estuvieron marcados, y no es metáfora, marcados de verdad, dos puntos en la cabeza, uno en la rodilla, me tragué dos canicas, un trozo de goma de borrar, plastilina y un poquito de colonia, todo a la vez no, de uno en uno, pero mi lista se habría ampliado de no ser por mi abuela que abrió los ojos para decirme que ya estaba bien, que me haría mayor y que debía empezar a ser una niña y no un trasto. Al principio odié a mi abuela con todas mis fuerzas, pero creo que la muerte de mi abuelo hizo que ella se sienta fuerte y decidió hacer de mi lo que él hubiera hecho conmigo, mimarme y cuidarme enseñándome lo que necesitaba, fué entonces cuando ella y yo nos hicimos grandes amigas.

Todavía no entendía algunas cosas, de cómo un día podía ser tan largo y otro tan corto, porqué el agua del grifo no se acababa nunca, de cómo los mayores podían agotarse tan rápido y porqué yoseguía siendo pequeña cuando pensaba incluso mejor que otros adultos y me llamaban "peque". En fin, me dediqué a pintar y rellenar la vida de arco iris y soles inmensos, de caracoles con caparazones de colores y flores siempre tan grande como los árboles, de cielos azules con nubes sonrientes y de pájaros aleteando sin parar dando vueltas en mi mundo de papel. Miraba a la naturaleza con los ojos centelleantes del qué no puede creer lo que ve, las mariquitas en hilera o levantando el vuelo cuando no lo esperas, los nidos de cigüeña en el campanario de la iglesia del pueblo, las mariposas aleteando transparentes, los colores de las hojas, los frutos de los árboles cuando se asoman tímidos en las ramas, el recorrer del agua por caminos sinuosos pero a veces indescifrables, cuánta belleza y cuanto más cuando cierras los ojos y sigues viendo todo eso y oyes cuando te llama, oyes el murmullo de los árboles al viento y de lo que hay a tu alrededor, oyes el cantar de la naturaleza silenciosa y te ves dentro su sonido se adentra en tu corazón para que vuelvas a  abrir los ojos y puedas todavía mirar mejor.

Recuerdo las manos de mi abuela, las de mi madre, los apretones de mi padre y sus sonidos graves al llamarme, las cenas en casa llenas de risas, historias y olor a vino y café. Recuerdo el frío del invierno en patines y de mi primera vez en esquis, recuerdo la nieve cayendome en la nariz y los fuegos artificiales de aquella nochevieja, recuerdo las tardes en al piscina y mi albornoz de princesa, mis zapatillas de conejito rosas y mi peluche blanco. Recuerdo las margaritas del jardín que mamá siempre decían que florecían tarde y nos reiamos al verlas a destiempo, recuerdo mis noches, mis días, mis dos años estupendos, mis paseos y mis enormes ganas de seguir, de crecer de seguir viendo siempre así, con estos mismos ojos.

13 de octubre de 2010

6. Abuelo

Mi vida dió un giro al conocer mis expectativas con respecto a la educación, me encantaba llegar a la escuela y sonreir dejando mi mochila y sentarme a esperar la retahíla de canciones , juegos y cosas por aprender , todo en una misma mañana y con alguien en quien sabía que podía estar a gusto. Mi madre ya no se iba con el pañuelo en la mano y Sara y yo estuvimos muy unidas, pensé que mi mundo había tomado un curso tranquilo , cálido y envolvente, lleno de nuevos aprendizajes y que así podría permanecer siempre., pero la vida siempre tiene esas cosas que traen consigo aprendizajes que no te propones.

Era otoño por tercera vez desde que nací, iba a cumplir dos años y mi madre preparaba la reunión familiar con mucho ánimo, había comprado una piñata con forma de estrella con cintas multicolores que colgaban de los extremos, ella sonreía siempre cuando sus ojos se posaban en los mios para decirme que lo pasaríamos bien, pero ambas sabíamos que había algo que no encajaba en esas miradas felices. Mi padre se había ido dos semanas antes y ya había avisado que no estaría para micumpleaños, cosa que me parecia muy mal, pero que por otro lado entendía, él siempre estaba ocupado con sus reuniones de empresa, sus cócteles y sus asientos bussines en aviones de lujo, en fin , ya estaba medio acostumbrada a compartir con  mi madre ciertos privilegios, por eso le sonreía mas que nunca y me abrazaba sin parar la su pierna, hasta que me decía - vale, Lena, bájate ya- cuando me subía y me pegaba a ella como una ventosa y casi no la dejaba caminar; era mi abrazo, pero es que ella era tan alta y yo tan bajita que no podía abrazarla de otro modo, afortunadamente después si que pude hacerlo muchas veces y vaya que lo necesitamos ambas, cientos de veces, sí, muchas veces.

Sólo faltaba un día para mi maravillosos acontecimiento, no se cumplen dos años todos los días y yo ya estaba deseando tirar de esas preciosas cintas multicolores. Pero una llamada de teléfono me dejó sin tarta, sin velas, sin golosinas, ni risas, ni abrazos, ni cintas porsupuesto, aún conservo algunas de ellas guardadas en mi caja de recuerdos y al verlas aún las lagrimas se escapan y no puedo contenerlas.
Nunca se sabe cómo decir adiós a lo que amas y no se sabe decir adiós cuando te das cuenta que ya no podrás decirlo. Mi abuelo se fué un otoño, un otoño como los mejores de mi vida, todo me recuerda a él con tristeza mezclada con alegría, cuando veo el banco del parque donde él y yo estabamos abandonados a la brisa, sus paseos y sus vaivenes su risa y sus meneos, sus dedos jugueteando con mi pelo y las nubes de algodón de azúcar que solía darme a escondidas para que no nos regañaran. Su andar pausado y su chaleco gris con pañuelo en el bolsillo, su boina siempre conjuntada,  su bastón con un caballito en el mango, su sonrisa de medio lado, su olor a café y sus ojos con  mirada  de leer mucho y de soñar. Todo me recuerda a él, cuando el viento sopla y siento sus besos en mis mejillas, cuando caen las hojas y giran y giro yo con ellas de manos de mi abuelo diciendome - Venga Lena, vamonos a coger moras- Pero nunca las cogimos.

Se que un día iremos abuelo, se que un día iremos a cogerlas..pero no dejes de decirmelo. Por fin entendí lo que eso significaba, ahora que ya no tengo dos años y que no me importan tanto las cintas multicolores como antes, me repito siempre que lo necesito "Venga Lena...venga...vamonos a coger moras"

7 de octubre de 2010

5. Hada

Con esto de crecer las cosas a veces se vuelven difíciles, yo no me daba cuenta pero mis padres siempre se empeñaban en pesarme y medirme y todas esas cosas que hacen los padres, las visitas al pediatra eran tan constantes que me movia en la consulta como en mi casa, hasta algunos de mis juguetes estaban siempre allí.
Menos mal que era una niña sana o eso decían los médicos. Mis padres estaban emprendiendo rumbos diferentes, empezaron a trabajar y yo pasaba horas y horas en casa de mis abuelos y en su parque al que bajaba todos los días. Cuando llegaba mi madre parecía que me iba a deshacer entre sus brazos de tantos apretones que me llevaba, luego aparecía mi padre y nos ibamos los tres en el coche a casa, los rituales eran divertidos y todo estaba controlado, aunque a veces mi padre se iba una semana y mi madre hacía vida hippy, hoy aqui mañana alli, sin horarios y viva la pepa!.
Un día eso cambió, no se muy bien si porque los adultos cambian o simplemente son las circunstancias.Mi madre empezó "su jornada" así lo llamaba ella y ahora ya no me podía dejar tanto tiempo con mi abuela, mi abuelo estaba siempre en la cama y ya no me llamaba- Lena ven, vamonos a coger moras- antes siempre decía eso, pero nunca cogimos moras. Mi abuela tenía los ojos tristes y estaba casi siempre callada, la sonrisa ya no se veia en su rostro y mi madre decidió, lo que a mi modo de ver era su solución, ella y mi padre dedicaron varias semanas a elegir escuela infantil para mi, pasaban las horas en el teléfono y en internet comparando y clasificándolas en rangos indescriptibles, se hicieron eruditos en estimulación, gabinetes psicológicos y normativas de educación...y yo esperaba que me preguntaran si queria ir o no, total a la que iban a abandonar allí era a mi ¿¿no??, por sus gestos no parecia nada bueno aquel lugar ,y hasta me daba miedo, asi que solo esperaba el fatidico día en que ocurriera y así fué.

Era una mañana con un sol espléndido, los rayos jugueteaban a traves de las rendijas de mi persiana, y se colaban presurosos, abrí los ojos y mi madre ya estaba delante con un atuendo maravilloso para mi primer día, yo no sabía que era eso, a donde me llevaban, nadie me cuenta las cosas-pensaba- Me vistieron con premura y me peinaron, fueron mis primeras dos coletas de la historia de las coletas, y así fuí a conocer aquel lugar al que ahora le tengo mucho cariño, pero en ese momento y en los siguientes momentos era  mi catástrofé personal. He de decir que jamas derramé tantas lágrimas en un mismo lugar y a la misma hora, era matemático: 9=llanto, 9:05= mas llanto y luego ese llanto se transformaba en todo lo transformable, berrido, alaridos, patadas a la puerta y agotamiento, sobre todo agotamiento, estaba claro no queria estar alli, no se porqué no lo entendían. Mi maestra, Sara,que me aprendí su nombre en cuanto la ví, intentaba tranquilizarme pero yo no atendía a nada, bueno a una cosa si, queria irme. Era curioso como todos intentaban llamarla, nana, lana, tata, chara..todo menos Sara y llegaba yo y gritaba Saaaraaaaa!!! y ella venía. Estaba claro en cuanto entienda que me quiero ir, ella sería amiga mia.
Lo que ocurrío fué que no me dejó ir, sinoque además me planteba situaciones límite....traía cosas estupendas a clase, y se sabía miles de canciones, siempre estaba sonriente y le daba igual que yo hiciera caso omiso a sus estimulantes asambleas, ella las hacía para quien quisiera..y yo empezaba a querer. En mi mundo no había una Sara mágica, algo así como una hada de color violeta que desprenda luz y alegría, asi que decidí ponerla y se quedó para siempre.

5 de octubre de 2010

4. Yo misma

Nunca fuí una niña normal, bueno, de esas de libro con sus fases psicológicas ordenandas y consecutivas, yo más bien era de saltos. Por eso cuando mis padres me dejaron ser yo misma fué cuando  se dieron cuenta de mis rarezas. A veces pasaba horas entretenida con el cordón de mis botas como intentando atarmelas o mirando la lavadora cuando giraba incesante, otras veces saludaba a gente inesperadamente inexistente o corria sin mirar para lanzarme al vacío mas absoluto de un salto o a la carretera , daba igual no veia el peligro. Me gustaban las cintas en el pelo y los lazos que mi madre se empeñaba en conjuntar con mis vestidos, yo era para ella como su muñeca y ella para mi como la modista pret-a-porter diseñando su nueva colección conmigo de protagonista. Es decir eramos tal para cual.

Mis anhelos de tener alas y sobrevolar el mundo que me iba creando, no cesaban, ya dominaba mi cuerpo caminando y corriendo y lanzaba algunas palabras, pero ninguna tan seguidas como las que yo quería expresar, lo de hablar es difícil, nunca aprendí, aún ahora pienso que si tendría que decir algo seguro no me saldría tan bien como lo escribo.

Bajaba al parque una vez al día y conocí a varios niños que no decían nada ni con los ojos ni con palabras, algunos eran vivaces y todo impulsos, otros eran asustadizos y llorones, ninguno como yo, por eso me hice la dueña de ese territorio, controlaba sin dificultad los juguetes de todos y los repartia como si de Robin Hood se tratase, los pequeños y llorones me lo agradecían y tenia que enfrentarme a ciertos personajes rechonchos e impetuosos que siempre querian saltarse mis barreras, menos mal que no podían, si me planteasen ahora esa situación no se si saldría con la misma facilidad que entonces....pero es que entonces me comía el mundo, pero eso era literal, me comía el mundo empezando por la arena del parque...a ver, que era pequeña, aunque pensara como adulto.
Las madres de los otros niños eran como mis otras madres, me hacían carantoñas, me cantaban, me mimaban y hasta me cogian y me hacían volar por los aires como avión, como un pájaro....y yo me reía a carcajadas....así, así pensaba yo que queria ver el mundo, deprisa, con velocidad vertiginosa, con sabor a aire y mi cabello al viento, mis pies sin tocar el suelo, todo envuelto en una sonrisa, en una caracajada. Ellas no lo sabían pero me dieron muchas ideas, tantas como las vueltas en el aire, como las vueltas a la vida misma.

4 de octubre de 2010

3. Pequeña

Después de pasar de los regazos, dado que ya andaba a trompicones, mis padres decidieron que ya era hora de vivir otra vez, ya que hasta ese momento se habían dedicado en cuerpo y alma a mis modo de vida, es decir, a lo que yo solicitaba en cada momento, eso por un lado era mangnífico pero por otro no me daba tiempo a practicar bien mi llanto, no sabía muy bien como era, ya que al primer -ah!- ellos ya estaban conmigo en brazos y haciéndome carantoñas. Yo veía a mamá con ojeras desde hace mucho y quizás le habría dejado uno de mis libros de pedagogía y psicología que ahora releo pero no sé siquiera si  hubiera hecho caso de lo que allí pone, a ella solo le valía abrazarme y decirme cosas maravillosas para estar feliz, con las ojeras puestas pero feliz...y yo más.
Mi pediatra decía que era una niña sana, no había mas que verme, comiendo arena en el parque, urgando en los enchufes y llevandome a la boca cuanta pelusa encontrara en mi camino. Pero si, decidieron vivir y pase a la siguiente fase....mis abuelos, que lejos de aplicarme limites esa vida era a ún mas hippy que la otra y venga, otra vez estaba a lo que yo quería...en fin, que se le va hacer así era mi vida...muy dura por cierto porque no sabéis lo complicado que es cuando eso te falta...te sientes absorto en un mundo que no te pertenece y te preguntas ¿dónde estan todos? y las risas? y las carantoñas? y dices- ah. ah, aaaaaahhhhhhh- y nada se oye a tu alrededor...me di cuenta de eso mas tarde pero ya no había remedio.

Siempre pensé que quería crecer deprisa porque así mis sueños se cumplirían y mi mundo de caramelo se desvanecería para dar paso a las ilusiones mas cuerdas y todas logradas con mérito y hacer música y crear y pintar mis ilusiones al óleo y acuarelas en definitiva, ser. Sin embargo ahora sé que lo que de verdad quería era ser pequeña, mis ganas de ser pequeña siempre, entre barro derretido en mis manos, pies por el suelo que sabría decir muy bien a quien pertenecía cada cual, botas de terciopelo que me lleven despacio a cuentos estupendos y barcos de papel que naveguen sobre olas fluoresecentes, brillantes estrellas que me bailen al son de un violín de espuma de mar y ver amanecer con miles de pájaros sonando en mis oídos y a ras de suelo rodeándome y con mis manos repletas de soles centelleantes transparentes, repartir su brillantez a todos a mi alrededor. Esta claro ser pequeña es lo que siempre he deseado.
Los psicólogos dirían que era complejo con su nombre y apellidos, que no quería crecer por temor a las responsabilidades, pero que saben ellos de lo que yo tengo por dentro, del color de mi corazón y de cómo está dividido. Mejor no oir..y seguir como una mariposa aleteando sobre la arboleda de ensueño más espléndida de mi vida.

3 de octubre de 2010

2. Lena

Exactamente no se cómo un ser humano puede llegar a beber tanta leche o algo que se parece más a un líquido tranparente blanquecino que sale a temperatura ideal de los pechos maternos, pero es así, me alimentaba de eso con mucha dificultad, no me gustaba chupar de un pecho lo reconozco, ni tampoco el sabor dulce, sería que me estaba preparando para una lista larga de cosas que después no querría ni probar.
Perdón aún no os he dicho como me llamo, pero en realidad no sabría definir bien cual era mi nombre verdadero en ese momento, me lamaban pichurri, bicho, nena, gordi, peque, bebé, pequeñita, mofletes, hasta que por fin un día comprendí que mi nombre era uno que mis padres habían elegido al azar, vamos no era el típico nombre de mis abuelos, o tíos, ni tampoco de actores ni cantantes de moda, ni de jugadores de futbol ni baloncesto..menos mal!, ellos lo eligieron sin más, mi nombre es Lena, no Magdalena , ni  Malena...sino Lena.Y así fuí por el mundo con mi nombre como bandera, porque me gustaba y aún me gusta.
Mis primeras experiencias ciertamente no han sido excepcionales, el contacto con el mundo me hizo comprender que debía beber de la sabiduria de otros pero también de mis observaciones, por eso desde que pude, contemplaba el movimiento de cada cosa a mi alrededor para entender porqué se movia y yo no, lo descubrí después de muchos intentos, mi cuerpo no hacía caso de mi intención de ir corriendo y descubrirlo todo, que ganas tenía...ahora ya se me van pasando..pero no del todo. Estaba siempre en la hamaca que mi madre se empeñaba en llenar de muñecos cada cual mas estimulante que el otro, yo los miraba atenta pero mientras tanto soñaba con huellas en el mar, con  gotas de rocío en mis manos y dando vueltas en un caballo alado, claro mis sueños se interrumpían cuando mi madre se empeñaba en que vuelva a chupar aquel líquido del cual  ya he hablado, que insistencia, si yo lo que quería era saltar de sus brazos y correr.
Pero sucedió, di mis primeros pasos muy pronto y todo tomó un rumbo distinto, de repente comprendí que un buen día treparia por los árboles, correria detrás de los pájaros y me arrastraría sin parar por la arena y entre las olas, aún pensaba que algun dia volaría como las nubes de Velazquez y que tocaría sin dudarlo, la maravillosa luna para comprobar si era blandita como yo pensaba y si era magníficamente blanca como en mis sueños.
Aún tenía solo unos meses de vida y no entendía bien por qué nadie se daba cuenta de que yo necesitaba decir cosas, bueno, no sabía hablar pero lo intentaba con mis todas mis fuerzas, a veces me decían, si parece que quiere decir algo cuando mis agggggsssssss sonaban en un silencio. Pensé entonces que debía tener paciencia pero que almacenaria todas mis palabras para contarlas algún día...como ahora.

30 de septiembre de 2010

1. Nacer

Volví los ojos, no pude ver nada o casi nada, mi mundo era en blanco y negro nunca me creí eso de que a cierta edad solo se podía ver de ese modo, pero si, así es. Mis padres estaban llorando, de felicidad supongo, eso pasa cuando naces..me sostenían con mucho cuidado como si me fuera a romper y a mi me daban ganas de soltarme y correr, ver que hay mas allá de aquella sala tan blanca y sin nada de color, que aburrido parecía el mundo. Me llevaron a un habitáculo rarísimo con sonidos peculiares, no sabría decir bien si eran llantos femeninos o masculinos pero si que aquello no tenía fin, yo estaba muy cansada quería dormir a ver si al abrir luego los ojos ya veia en color, pero no me dejaban, de repente una mujer rechoncha y graciosa me cogió con una sola mano y me llevo ante miles de rostros felices, no entendia nada porque no sabría explicar las frases disparatadas que se les  ocurrian, pero yo me sentia feliz de llamar tanto la atención, claro está, intenté sonreir, pero no me salió.
Decidí en ese momento que me gustaría el rosa y el azul a la vez, el rosa para ser yo misma y el azul cuando quisiera ser todo a la  vez, que caminaría debajo de la lluvia sin paraguas y que me fijaría en lo pequeño de las cosas, porque yo también era pequeña, por qué sino.
Bueno tomar decisiones no es fácil, pero cuando miré por segunda vez los ojos de mi madre supe que la querría siempre aunque no sabia lo que significaba siempre, eso me parecia hasta mucho. 
Nací en otoño, será por eso que me gusta tanto esta estación, y la tranquilidad de ver el mundo se convirtió en un respirar de sentimientos y recuerdos, cada cosa que pasaba la almacenaba en mi memoria, asi no la olvidaría y lo que mas me gustaba era el olor a jazmin que rodeaba mi casa, la luz que entraba por la ventana del patio trasero y el balanceo que mis padres y cualquier adulto se empeñaban en darme...y yo que voy a decir, nada, cerraba los ojos y era feliz.
Nacer es precioso...... pero estar más.

Crecer?

Como el desolado sol de otoño cuando ya nadie lo ansia, como las hojas amarillas pisoteadas por todos, como la brisa suave de la que todos se alejan y el susurro inesperado y molesto de las noches de insomnio. Asi los pensamientos van y vienen sin descanso, no paran, se estremecen, se mueven y siguen, nunca se van, parece que les gustase quedarse impertérritos ante tu desesperación por cerrar los ojos como diciendo basta, como cerrandolos cuando eras pequeño y tu mundo se desvanecia en tu pestañeo, el mundo a tus pies, en tus pies de niño travieso, sonriente, ningún pensamiento te interrumpía entonces, la vida no te daba esa opción. Pero creces, si se puede llamar a eso crecer y te vas llenando de información de vida y de sueños, la inquietud de repente no tiene fin, ni consuelo y sueñas, sí sigues soñando pero ya no vuelas tan alto solo sobrevuelas como planeando cada paso, qué hacer, que decisión tomar, qué rumbo seguir y das un paso y lo piensas, das otro y te planteas los que siguen y asi...asi vives....si cierras los ojos aún vuelas, aún sueñas y ves tus pies de niño, tus manos al sol...mamá a que se ve la sangre por dentro con el sol?....Sí hijo si.....y esa nube se parece a un dinosaurio?...si si cariño y esa otra a un elefante y la otra a una estrella ....venga que si corremos deprisa ya verás como escuchamos el corazón que tenemos dentro...mira pon la mano...shh escucha.....y de repente te ves sonriendo....imaginando, disfrutando.........si hijo, si yo también se soñar y volar.......... gracias por recordarmelo.

12 de septiembre de 2010

Despierta

Abres los ojos, solo hay un sonido a tu alrededor, no es un murmullo, es el ágil aroma de algo familiar, no suena pero parece que si, abres un poco más los ojos y te gusta haberte despertado y aquel aroma es aún más intenso, la aventura de descubrir es lo que hace que tus pies te lleven a buscarlo, dos pequeñas manos te reciben y con un cálido abrazo te conducen por una senda cubierta de madreselvas, pequeñas flores naranjas asoman a la mañana, a esa mañana inesperada, cálida. feliz. Abres más los ojos al contemplar el gran árbol que alberga una pequeña mesa dispuesta con el mejor mantel, y todos los cubiertos colocados con precisión sobre una luz tintineante, azul, fresca. Esas pequeñas manos te siguen conduciendo y te sientas y recibes el aire con los ojos cerrados con ganas de seguir soñando, pero las risas te despiertan, la felicidad te busca y te encuentra y tú vuelves a abrir los ojos y ves esa maravilla, el reflejo de las hojas de la gran copa del árbol asoma en los ojos de esos niños que te acompañan, sus pequeños ojos lo dicen todo y no hay nada, ni una palabra para describir esas miradas, esa calidez, esa emoción y el deseo de saber que tú estás bien, alegre, feliz y miran y esperan y sonrien a tu lado, y tú sonries también aunque realmente quisieras llorar de emoción y todo, todo está precisamente dispuesto para disfrutar y dejarse llevar por esas risas, por esas manos, por esos ojos. Lo majestuoso de la brillante mañana de sol, la luz azulada, la naturaleza que te envuelve, el aroma a café recién hecho y tus tostadas favoritas, nada, nada es mejor que despertarse con esa sorpresa y saber que no es un sueño, nada es mejor que abrir los ojos  a la felicidad.

5 de septiembre de 2010

Dime

Nunca se decide si se puede o no escuchar a otro, simplemente sucede y te ves envuelto en un torbellino de palabras y opiniones cálidas a veces, otras frías como la punta de un iceberg. Pero esos decires te abrazan y sonries aunque no quieras o lloras acariciando cada una de tus lágrimas rodeando tus mejillas, lo que dicen a veces no es importante pero en ocasiones dicen tanto que no puedes dejarlos pasar. De repente te paras a pensar que haces allí y te dan ganas de salir de tumbarte en la arena, rociarte de agua y sentir sus minigotas en tu piel, correr pisando hojas de otoño y envolverte en un viento suave que te acaricie, vale la lluvia también. Hueles a limón y otras veces a rosas, hueles a brisa y a ensueño, a café........y sientes que  la vida te llama, nos llama y la oímos pero no queremos ir, solo estamos oyendo palabras una tras otra. 
Y en medio de ellas, en medio de esos decires, el silencio no te deja oir y te quedas con él y contigo.

1 de septiembre de 2010

Alrededor


Sientes lo que viene, son muchos, a veces dos a veces más de dos, siempre ruidosos, alegres algunas veces tristes, cuando quieren invaden un terreno que ni siquiera sabes que tenías hasta que lo nombran, saben que estás y están también, sueñan como tú y dicen como tú, unos más otros menos, te acompañan y no dejan de estar.
Cuando su ausencia es evidente, una parte de tu mente sigue con ellos, con sus ganas de verte y decirte y dejar que les digas, que les leas, que les escribas.
Cuando el silencio te inunda y sus murmullos están lejos respiras larga y profundamente, descansas, vuelas, pero las aves vuelven casi siempre, una y otra vez.
Y otra vez los encuentras y ellos a ti. 
A disfrutar de la compañía siempre se aprende.

19 de agosto de 2010

Final

La mirada puesta en el horizonte, las gafas de sol cubrian sus ojos tristes, la brisa del mar acariciaba sus mejillas y el viento hacia un dibujo con el foulard que llevaba al cuello, ella permanecia quieta y serena oyendo el vaivén de las olas meciendose desacompasadas, su vestido azul hacia lo mismo se desdibujaba a veces contra su cuerpo y otras la empujaba contra el viento. Atardecía sobre unas nubes rosáceas y Su solo quería ser capaz de dejar de pensarle, de dejar de nombrarle y de que aquellos aires y sonidos se llevaran consigo el recuerdo y las ganas de verle. 

Un billete, un asiento, una mirada al vacío, al cielo infinito al despegar el avión, el sentimiento de no poder decir ni poder hacer, cerró los ojos para no pensar y dejarse llevar por el hilo musical, sus ojos aparecían una y otra vez desde siempre, su sonrisa y sus cafés, sus manos y su larga melena, él aún soñaba con los abrazos que no le dió y con las cosas que no le dijo y con lo poco que hizo. Alvaro no podía resolver, organizar, saber que venía después y eso no le dejaba estar tranquilo. Pero las probabilidades que siempre le acompañaron esta vez no  auguaraban un final a sus ganas de encontrarla y compartirse, entregarse, dividirse dejarla entrar en su vida.




Estas palabras no iban a ningún lado, estos pensamientos no se dirigían a ninguna parte, eran como la nube que espera en el cielo y que sabe que pronto pasará, como la vida, todo pasa y todo se queda. La palabras van y vienen, flotan y se detienen. Y aquí estan.

17 de agosto de 2010

correo

Ella esperaba impaciente un jueves como otros, uno de los que no olvidaría, entonces Su entró despacio, la luz que traspasaba los cristales parecía que también traspasaba su piel, su cabello, su mirada, solo verla así para ella ya era suficiente.
-Su..........la abuela suspiró profundamente como quien dice un nombre por última vez.
-Hola, creias que ya no volvería? siempre estas pensando en los mismo. La besó en la frente y puso el té.
Empezó por contarle paso a paso el viaje, el encuentro con los padres de Alvaro, las noticias del apartado de correos, el encuentro con el gabinete y todo pero la conclusión final era nada, no había nada que contar y estaba triste intentando disimular lo mejor que sabía.
- Me ha llegado esto por correo ayer, es de Fran....... es para ti.
- Abuela, creo que lo último que necesito ahora es.........
- Abrelo niña, por lo menos así veo que es, no me dejes con la curiosidad que ya soy mayor para eso.
- Bueno...
Y mientras abría el sobre cada vez entendía menos todo aquello., su sonrisa forzada cada vez iba siendo un esbozo de tristeza y sorpresa. Un documento con datos de Alvaro, su enfemedad era realmente leve y controlable, tenía periodos de ingreso en una clínica para medicarse pero pasaba largos periodos haciendo una vida normal. Habían datos de clínicas donde había estado los tres últimos años, cada una en un país distinto. Otro documento con la información de la desaparición de su hermana y las coincidencias con ella, todo era mas o menos igual a lo que ella sabía pero había un detalle importante, fotos, un archivo de fotos de su hermana, parecía pelirroja en algunas fotos y era porque el sol se reflejaba en sus cabellos, luego aparecia, algo mas castaña y su rostro era familiar, unos años más tarde...no había duda era ella, era Ana.
Su aún no salía de su asombro, y no podía decir nada, todo encajaba perfectamente, porque nadie le dijo a Ana la verdad?o es que...
- Espera abuela, espera tengo que hacer unas llamadas.
- No, no te apresures niña, tomate el té tranquilizate.
- No puedo, tengo en mis manos la verdad de todo esto, ahora todo encaja, ellos nunca me quisieron decir la verdad, era más facil que yo me creyera que era la hermana pequeña de Alvaro, que lo dejara en paz y Ana y sus padres lo recuperarian, como he podido ser tan ilusa.........como me ha pasado esto abuela?
Las lágrimas ya no podían sujetarse en los ojos tristes de Su, se abrazó a la abuela y lloró, lloró mucho pero sintió que por fin todo había terminado.
La abuela secó sus lágrimas, ella también sabía porque Fran no le había dado eso hasta ahora, la esperanza de volver a verla y abrazar la vida junto a ella, esa esperanza era guardar toda esa información, pero no pudo...a veces el amor duele mucho.
El bip del teléfono dentro del bolso de Su esta vez no se oyó, ellas preferían seguir en un abrazo que ambas necesitaban.
Hola, soy Fran. Ya tienes lo que necesitabas espero  te haya ayudado. Por todo lo que no te dije es mejor que ahora no diga más. Un abrazo.

- Me voy abuela, me voy a casa a recoger algunas cosas, estaré fuera pero cuando vuelva vendré a verte. Cuida de tus geranios que me gustan como estan siempre. Gracias por todo esto.
- Qué vas hacer? no vas a buscarlo?
- Alvaro?.
Una ligera esperanza de verlo estaba en su pequeño corazón pero la respuesta no se hizo esperar.
- No abuela, es mejor así.

16 de agosto de 2010

cada una

El sonido de la melodía del movil la despertó, eran casi las 8 y media, al otro lado del teléfono estaba Ana.
- Si?
- Buenos días, ayer no me llamaste.Vienes ahora a la oficina o quedamos en el café de Velazquez?
- Mmm, te veo en el café, en 15 minutos?
- Ok. 
Después de una ducha rápida Su se vistió rapidamente y se fué hacia el café para contarle a Ana su decisión, ya no había nada más que hacer.
-Buenos días.Me he quedado dormida.
- No te preocupes, llevamos muchos días de ir de un lado a otro. ¿Qué tal estás?
- De eso quería hablar, lo he pensado bien y creo que lo mejor es dejar todo esto, fuí al gabinete y nada , no quieren decirme nada en absoluto, solo me han dicho que le conocian de un grupo de apoyo y asi sin más me han dejado sin nada, el teléfono movil aun no me ha contestado por lo que deduzco que ya no existe o quien sabe qué. Ana estoy cansada de todo esto, siento no poder ayudarte pero creo que debemos dejarlo y ya está.
- Su pero tenemos muchas coincidencias contigo, y si Alvaro pensó que tu eras su hermana y si realmente tuvo aquel accidente, alguien más tuvo que saber la verdad de todo esto, donde está aquella persona que puso en esta investigación.
-Si, si tienes razón pero estamos en un callejón sin salida, no hay mas datos y no hay mas verdades, entonces no tenemos nada. Además debo confesarte que Alvaro y yo si estabamos muy unidos pero él nunca te mencionó, ni me dijo nada de ti, me propuso salir con él un día sin que se considerase una cita de trabajo, para él eso es mucho, nunca se salía de su planteamiento minucioso hora a hora de citas y cosas por hacer todas organizadas, cuando me lo dijo me sorprendí mucho y no supe que decir...no le contesté...y ya ves ahora no está.
Su no se daba cuenta que las lagrimas asomaban entre sus ojos grises, ya no le importaba, todo para ella estaba perdido. Ana la miraba, ya se esperaba algo así, en realidad ni siquiera sabía porqué seguía insistiendo sobre encontrar a Alvaro. 
- Vale, yo también tengo algo que decirte Alvaro mostró por primera vez un transtorno obsesivo compulsivo cuando empezamos a salir, por eso nos distanciamos, se que era controlable por lo que él me iba contando, sus padres nunca han querido aceptarlo y se han negando a ver a medicos o psicólogos, en realidad no se como se las arregló este tiempo él me decia que estaba bien y que iba a un grupo de apoyo pero no se nada más.,de todos modos, ya nada sirve ahora. 
- Si, es mejor que dejemos todo esto, mañana me voy, espero que puedas arreglar la dcoumentación de la empresa, necesito unas vacaciones..lo entiendes verdad?.
- Porsupuesto, no te preocupes y gracias, espero seguir en contacto contigo eres una gran persona.
Y se decidieron por fin a tomar el capuccino que tenían delante y hacer planes de viaje y partida cada una a su destino cada una a un lugar diferente, cada una con sus verdades y con sus incognitas...cada una sola.

15 de agosto de 2010

nada

- Buenos días.
Después de hablar con él por teléfono y contarle parte de la historia Su decidió hacer como si las cosas que habían encontrado eran ciertas, asi que se hizo pasar por hermana de Alvaro y se presentó al gabinete psicológico de las facturas, allí le esperaba la persona en la que estaba poniendo casi toda su esperanza.
- Buenos días, siéntese por favor. Como no existe documentación alguna que pruebe que es usted familiar cercano de Alvaro no puedo contarle los detalles de su caso, pero le diré que estuvo en tratamiento con nosotros durante varios años. Realmente éramos un grupo de apoyo que le ayudaba a seguir adelante con su vida. La pérdida de su hermana le suponía mucho esfuerzo personal pero no había perdido su propia identidad.
- Y asistía a un psicólogo ¿durante años? solo por eso.
- Así es, aunque como le he dicho no podemos hablar de nuestros pacientes....
- Pero si Alvaro Casas  ya no existe, pueden hacerlo o qué necesito para que así sea? Por favor es imprescindible para mi tener detalles de esto es lo único que tengo para saber como sucedieron las cosas.
- No puedo ayudarla. Solo con una orden judicial o policial. Lo siento señorita, pero si usted me demostrara que es un familiar cercano, yo no tendría........
- No se preocupe.
Su se puso de pie, las fuerzas no le daban para más, le temblaban las piernas y todo se derrumbaba de golpe, ya no tenía mas pistas que seguir, ni mas argumentos, ni lugares donde ir ni qué buscar.
Se despidió y salió caminando sin rumbo, el sol calentaba timidamente con esos rayos que a veces parece que los días siguientes serán igual de soleados siempre. Iba triste pero sobre todo pensando en que debía marcharse, dejar todo aquello atrás para siempre. Empezó a pensar que nada ya la retenía en ese micromundo, se acercó a la estación de tren y compró un billete, se iría a su casa, recogería todo y se marcharía una temporada fuera, quizás eso le ayudaría a olvidar, decidido, antes se tendría que despedir de alguien. Mañana es jueves otra vez.
Miró su movil ninguna llamada, cuando llegó a casa se descalzó se puso un café y miró su mail. Nada...nada de nada. Se tumbó en el sofá a pensar en lo decidido....eso era lo mejor.

12 de agosto de 2010

Aptdo

Su pasó casi toda la mañana clikeando sobre la foto encontrada en la red y la de Alvaro de pequeño ahora guardada en un archivo en su portátil, esperó a las 9 de la mañana y habló con los de la organización que colgaba esas fotos en la red, no tenian mucha información, los datos que alli aparecían era lo que iban encontrando, nada más, todo estaba alli, sin embargo, una pequeña luz iluminó su rostro cuando le dijo que había un hombre muy interesado en la evolución de ese caso y tenía su teléfono, quiso saber si alguien preguntaba o sucedía algo se pongan en contacto con él. Su anotó el teléfono rápidamente y se despidió.
Después de pasar toda la mañana visitando registros y webs, recordó que debía ir a la oficina y llamó a Ana para que le diga si sabía algo nuevo de la propuesta de trabajo en el extranjero.
-No, no hay nada pero he encontado una cosa, dos apartados de correos, quizás alli encontremos algo, si presentamos la defunción del dueño nos dejen acceder a lo que allí guardaba.
- Hago una llamada y vamos a probar suerte, te parece? me acerco a la oficina en un momento.
Llamó dos veces pero no obtuvo respuesta alguna, decidió insistir después de visitar el apartado de correos. No tuvieron problema para acceder a ellos, en uno encontraron muchas facturas y cartas de pago, algunos contratos y documentación para revisar, en el otro muchos datos, recortes de periodicos, fotos, algunas cartas, etc. Lo recogieron todo y se fueron a casa a leerlas.
En el salón ambas con un té entre las manos, no podían creer lo que habían encontrado, al revisar los papeles todo estaba relacionado con Su, habían fotos de una niña muy parecida  a ella, pero pelirroja, estaba sonriente en un columpio,otra con ropa de colegio, otra en la playa, páginas de donde y cuando se graduó, donde estudió, algunos blogs y perfiles en redes sociales en la red, todo era muy confuso, las cartas estaban escritas por una mujer, no se sabía bien quien era parecia un familiar cercano, en ellas se contaba la historia de una niña que nació en el mismo lugar que Su,  tenía un hermano el cual desapareció poco después de nacer ella, los padres no encontraron al niño y buscaron durante mucho tiempo sin ningún exito, al año de su búsqueda el padre murió en un accidente de tráfico y madre e hija se trasladaron a Madrid, las cartas parecían escritas a  alguien que no conocía la historia pero no tenían fecha ni firma alguna. Una última carta decía que no había encontrado nada sobre ambas y que en el pueblo nadie volvió a  verlas.
No había mas fotos ni nada que aclare más todo aquel suceso. Las facturas eran diversas pero encontraron unas a un gabinete psicológico y decidieron investigar aquello.
- No me voy a rendir, tenemos que encontrar algo
- Pero Su todo te relaciona con la búsqueda de Alvaro.
- Si, al parecer el tenía una hermana y la estaba buscando, pero no estoy muy convencida de que fuera yo, aunque mi vida es muy parecida a la descrita en estas cartas, las fotos no son mías, aquí hay algo que no encaja. Espera voy hacer una llamada.
Y sin esperar mucho tiempo, marcó el número otra vez sin obtener respuesta.
- Le enviaré un mensaje, no se si este número pertenece a alguien pero insistiré otra vez mañana. ya es muy tarde Ana, quieres quedarte a dormir aquí?
- Gracias Su, pero me voy a casa.
- Bueno, nos vemos mañana.

 Una habitación con apenas una cama y una mesilla, las luces apagadas y un pitido, un bip y un sms: Por favor, necesito ponerme en contacto con usted, creo que he encontrado al niño que busca. Gracias.Su.
Fran leyó el mensaje y no pudo dormir, ya todo le recordaba a ella otra vez.

11 de agosto de 2010

contemplar

Una mezcla de aire y luz despertó a Su, que aún no conseguía descifrar donde se encontraba, abrió los ojos y contemplo la quietud de una habitación desconocida y recordó todo. La mañana empezaba con una decisión y su insaciable búsqueda.
Se puso unas deportivas y un abrigo de lana largo y salió a respirar el aire de aquel invierno largo, frio que ya casi quería desaparecer. Sentada sobre una gran piedra del jardín contempló con los ojos cerrados el mar que se dibujaba  a lo lejos, la brisa, el ruido del aire golpeando la arena, el agua.....su nombre la sacó de su desconexión, la llamaban a desayunar.
Buenos días, dijo sin más, antes de marcharme debo contaros lo que me he propuesto. Gracias por haber confiado en mi sin conocerme, y sin esperar, y todos sentados ante el café humeante y el olor a bizcocho recién horneado se sentaron atentos a escucharla.
- He visto y comparado algunas fotos de Alvaro y la información que hay en la red sobre el niño desaparecido, si bien es cierto que hay una coincidencia en las fechas y cierto parecido en las fotos, solo los de la organización que ha puesto este anuncio nos lo podría confirmar, en cuanto llegue a Madrid me pondré en contacto con ellos y nos dirán lo que tengan me imagino, la posibilidad de que Alvaro planeara el accidente para huir, existe, pero no hay nada seguro y si él ha querido hacer eso, será muy difícil encontrarlo. Me comprometo a averiguar lo que él pudo saber con todo esto y os informaré de todo, fuí su secretaria y durante ese tiempo me comentó que tenía una propuesta para trabajar fuera, quizás pueda saber de donde partió esa oferta....Su seguía, no se detuvo a mirar a Ana que escuchaba triste y ausente, hasta que la interrumpió.
- Su te acompañaré a Madrid y si quieres puedo ayudarte.
- Gracias, contaba con ello.
Y siguieron hablando y los padres de Alvaro veian la luz en sus ojos grises, su rostro iluminado como cuando alguien trae buenas noticias y descansaron en sus palabras y en cada uno de sus gestos, la quisieron en ese momento, la quisieron quizás tanto como Alvaro al mirarla y quizás por eso Ana conservaba su rostro sereno pero triste.

9 de agosto de 2010

verdad

La historia iba transfromándose en hechos inesperados para Su, el detalle de cada pasaje de la vida de Alvaro era como si de repente estuviese viendo una película antigua en blanco y negro en esos proyectores que parecen encerrar muchos misterios.,permanecia quieta y triste, no sabía que curso iba a tomar esta visita. Alejandro, el padre de Alvaro llegó a la casa, saludó y al ver a su mujer afligida se dió cuenta inmediatamente de lo que ocurría...después de todo, parecían esperarlo con resignación.
- Esa tarde tuvimos que ir contandole la verdad sobre su llegada a esta casa, Alvaro también estaba perdido, mi marido lo encontró al borde del rió lanzando piedras al agua, y lo llamó, el pequeño se abrazó a él con fuerzas y dijo que quería ir a casa, no sabía nada más solo que se llamaba Alejandro y que vivía en una casa muy blanca. Cuando llegó y lo preparó para quedarse él estaba triste pero nuestro cariño y atenciones cubrieron la ausencia de sus antiguos padres, nunca encontramos a nadie buscándolo ni supimos nada más, hasta que él mismo trajo muchos anuncios, y páginas impresas de su búsqueda en una página de internet, él tampoco estaba seguro de ser él a quien se refería todo aquello estab muy confuso y desesperado pero sus dudas hicieron mucho más que nuestras explicaciones. Empezó a recordar o quizás a decir cosas que nunca nos había dicho, mencionaba a una abuela o tal vez era su madre, y un bebé, una niña y le dijimos que le ayudaríamos a encontrar a sus padres.
Sabemos que hicimos mal, pero eso solo fué una promesa que no cumplimos y él cada vez se fué alejando más y más de nosotros, el único nexo que teníamos eras tú Ana y por eso siempre os apoyamos en todo lo que pudimos. Esa es nuestra historia, no sabemos nada más Alvaro optó por no contarnos nada y seguir solo. Nosotros averiguamos muy poco acerca de todo cuanto nos dijo, pero no encontramos ninguna pista, nada que nos llleve a lo que se supone fué su familia.
La tarde siguió entre fotos y lágrimas, pausas obligadas y Su empezó a entender lo que tenía a unir los hechos y a elaborar una teoría.
La noche fría y el cielo estrellado hicieron que el cansancio las llevara a la cama y a pensar cada una en su verdad, en su razón y en lo que podía ser, mil vueltas a todo y a nada, mil vueltas a los hechos, a la esperanza y mil vueltas a la vida, mil vueltas a todo, mil vueltas a la verdad.