11 de agosto de 2010

contemplar

Una mezcla de aire y luz despertó a Su, que aún no conseguía descifrar donde se encontraba, abrió los ojos y contemplo la quietud de una habitación desconocida y recordó todo. La mañana empezaba con una decisión y su insaciable búsqueda.
Se puso unas deportivas y un abrigo de lana largo y salió a respirar el aire de aquel invierno largo, frio que ya casi quería desaparecer. Sentada sobre una gran piedra del jardín contempló con los ojos cerrados el mar que se dibujaba  a lo lejos, la brisa, el ruido del aire golpeando la arena, el agua.....su nombre la sacó de su desconexión, la llamaban a desayunar.
Buenos días, dijo sin más, antes de marcharme debo contaros lo que me he propuesto. Gracias por haber confiado en mi sin conocerme, y sin esperar, y todos sentados ante el café humeante y el olor a bizcocho recién horneado se sentaron atentos a escucharla.
- He visto y comparado algunas fotos de Alvaro y la información que hay en la red sobre el niño desaparecido, si bien es cierto que hay una coincidencia en las fechas y cierto parecido en las fotos, solo los de la organización que ha puesto este anuncio nos lo podría confirmar, en cuanto llegue a Madrid me pondré en contacto con ellos y nos dirán lo que tengan me imagino, la posibilidad de que Alvaro planeara el accidente para huir, existe, pero no hay nada seguro y si él ha querido hacer eso, será muy difícil encontrarlo. Me comprometo a averiguar lo que él pudo saber con todo esto y os informaré de todo, fuí su secretaria y durante ese tiempo me comentó que tenía una propuesta para trabajar fuera, quizás pueda saber de donde partió esa oferta....Su seguía, no se detuvo a mirar a Ana que escuchaba triste y ausente, hasta que la interrumpió.
- Su te acompañaré a Madrid y si quieres puedo ayudarte.
- Gracias, contaba con ello.
Y siguieron hablando y los padres de Alvaro veian la luz en sus ojos grises, su rostro iluminado como cuando alguien trae buenas noticias y descansaron en sus palabras y en cada uno de sus gestos, la quisieron en ese momento, la quisieron quizás tanto como Alvaro al mirarla y quizás por eso Ana conservaba su rostro sereno pero triste.

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