5 de agosto de 2010

Dos décimas

Le dió muchos besos tantos como para que no olvide que la quería y que su corazón seguiria partido en dos por irse.
-Te prometo que en cuanto pase esto volveré y esta vez aunque no quieras tu y yo nos iremos a ver el mar, te quiero abuela.
Y ya no pudo decir más los brazos que le rodeaban el cuello hacían aún más difícil su partida.
Ella se quedó como una flor marchita, su rebeca de punto y su mantilla de lana en la espalda, sus zapatillas de terciopelo y su pelo plateado, ese fotograma se llevaba Fran y solo cuando él cerró la puerta ella pudo sollozar y decir, hasta pronto hijo, y buena suerte porque su llanto era callado y ausente.
Dos décimas, a veces no tenemos en cuenta el tiempo que pasa a nuestro alrededor, dos décimas de segundo, sólo eso transcurrió, el destino no quiso que Su y Fran se encontraran, cuando él había dejado el portal y girar hacia la derecha, Su llegaba por la izquierda y ensimismada buscaba en el bolso la llave que la abuela le diera la semana anterior para que volviera a verla. Cincuenta centímetros, la proximidad puede parecer a veces tan lejana cuando no tenemos delante a quien queremos, sólo esos escasos cincuenta centímetros separaron por un instante a Fran y Su. Ninguno de los dos se vió ni fué capaz de darse cuenta del otro.
Un viento suave hizo que Su levantara la mirada pero él ya no estaba, de repente ella se sintió sola, se estremeció al pensar en si podría coincidir con Fran....que cosas se me ocurren pensó y se dispuso a abrir la puerta y abrazar a la abuela.
- Buenas tardes. Soy yo..Su
Y vió a la abuela triste y callada, como nunca, pero no quiso insistir algo le decía que ya se lo diría.
-¿Qué te pasa abuela? Tus ojos estan tristes, hoy te contaré yo las historias, por fin me he quitado un peso de encima y le he dicho a Ana todo cuanto sabemos y sabes, me voy mañana con ella a ver a los padres de Alvaro y a lo mejor por fin sabremos la verdad. Porsupuesto tú serás la primera en saberlo en cuanto vuelva a Madrid....
- Estaré bien si tú estas bien.Entonces, le has contado lo de mi nieto?
- Si, pero no le he dicho quien era, no se si ella ya lo sabe...yo solo quiero terminar con todo esto...crees que hago bien verdad abuela?
- Si mi niña, sí  y ojalá pronto se resuelva todo y puedas sentarte conmigo a tomar el té.
- Gracias, lo haré.
Y las dos sin decirse como se sentían se pusieron a hablar del frío de Madrid, de los chocolates con churros de las callejuelas por dónde iban ambas en tiempos distintos, en los cafés de antes y los de ahora, en las calles con nombre distinto, en los inviernos nevados y en los lluviosos y en los detalles de sus vidas, de ambas vidas tan lejanas pero tan cerca, tan entretenidas la una de la otra. 
Dos décimas de segundo y una simple brisa que separaban dos cuerpos, dos décadas y muchas estaciones y sin embargo tan cerca, más que nunca.
Es curioso el tiempo y el espacio, es curioso cuando no te detienes a pensar en él.

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