30 de septiembre de 2010

1. Nacer

Volví los ojos, no pude ver nada o casi nada, mi mundo era en blanco y negro nunca me creí eso de que a cierta edad solo se podía ver de ese modo, pero si, así es. Mis padres estaban llorando, de felicidad supongo, eso pasa cuando naces..me sostenían con mucho cuidado como si me fuera a romper y a mi me daban ganas de soltarme y correr, ver que hay mas allá de aquella sala tan blanca y sin nada de color, que aburrido parecía el mundo. Me llevaron a un habitáculo rarísimo con sonidos peculiares, no sabría decir bien si eran llantos femeninos o masculinos pero si que aquello no tenía fin, yo estaba muy cansada quería dormir a ver si al abrir luego los ojos ya veia en color, pero no me dejaban, de repente una mujer rechoncha y graciosa me cogió con una sola mano y me llevo ante miles de rostros felices, no entendia nada porque no sabría explicar las frases disparatadas que se les  ocurrian, pero yo me sentia feliz de llamar tanto la atención, claro está, intenté sonreir, pero no me salió.
Decidí en ese momento que me gustaría el rosa y el azul a la vez, el rosa para ser yo misma y el azul cuando quisiera ser todo a la  vez, que caminaría debajo de la lluvia sin paraguas y que me fijaría en lo pequeño de las cosas, porque yo también era pequeña, por qué sino.
Bueno tomar decisiones no es fácil, pero cuando miré por segunda vez los ojos de mi madre supe que la querría siempre aunque no sabia lo que significaba siempre, eso me parecia hasta mucho. 
Nací en otoño, será por eso que me gusta tanto esta estación, y la tranquilidad de ver el mundo se convirtió en un respirar de sentimientos y recuerdos, cada cosa que pasaba la almacenaba en mi memoria, asi no la olvidaría y lo que mas me gustaba era el olor a jazmin que rodeaba mi casa, la luz que entraba por la ventana del patio trasero y el balanceo que mis padres y cualquier adulto se empeñaban en darme...y yo que voy a decir, nada, cerraba los ojos y era feliz.
Nacer es precioso...... pero estar más.

Crecer?

Como el desolado sol de otoño cuando ya nadie lo ansia, como las hojas amarillas pisoteadas por todos, como la brisa suave de la que todos se alejan y el susurro inesperado y molesto de las noches de insomnio. Asi los pensamientos van y vienen sin descanso, no paran, se estremecen, se mueven y siguen, nunca se van, parece que les gustase quedarse impertérritos ante tu desesperación por cerrar los ojos como diciendo basta, como cerrandolos cuando eras pequeño y tu mundo se desvanecia en tu pestañeo, el mundo a tus pies, en tus pies de niño travieso, sonriente, ningún pensamiento te interrumpía entonces, la vida no te daba esa opción. Pero creces, si se puede llamar a eso crecer y te vas llenando de información de vida y de sueños, la inquietud de repente no tiene fin, ni consuelo y sueñas, sí sigues soñando pero ya no vuelas tan alto solo sobrevuelas como planeando cada paso, qué hacer, que decisión tomar, qué rumbo seguir y das un paso y lo piensas, das otro y te planteas los que siguen y asi...asi vives....si cierras los ojos aún vuelas, aún sueñas y ves tus pies de niño, tus manos al sol...mamá a que se ve la sangre por dentro con el sol?....Sí hijo si.....y esa nube se parece a un dinosaurio?...si si cariño y esa otra a un elefante y la otra a una estrella ....venga que si corremos deprisa ya verás como escuchamos el corazón que tenemos dentro...mira pon la mano...shh escucha.....y de repente te ves sonriendo....imaginando, disfrutando.........si hijo, si yo también se soñar y volar.......... gracias por recordarmelo.

12 de septiembre de 2010

Despierta

Abres los ojos, solo hay un sonido a tu alrededor, no es un murmullo, es el ágil aroma de algo familiar, no suena pero parece que si, abres un poco más los ojos y te gusta haberte despertado y aquel aroma es aún más intenso, la aventura de descubrir es lo que hace que tus pies te lleven a buscarlo, dos pequeñas manos te reciben y con un cálido abrazo te conducen por una senda cubierta de madreselvas, pequeñas flores naranjas asoman a la mañana, a esa mañana inesperada, cálida. feliz. Abres más los ojos al contemplar el gran árbol que alberga una pequeña mesa dispuesta con el mejor mantel, y todos los cubiertos colocados con precisión sobre una luz tintineante, azul, fresca. Esas pequeñas manos te siguen conduciendo y te sientas y recibes el aire con los ojos cerrados con ganas de seguir soñando, pero las risas te despiertan, la felicidad te busca y te encuentra y tú vuelves a abrir los ojos y ves esa maravilla, el reflejo de las hojas de la gran copa del árbol asoma en los ojos de esos niños que te acompañan, sus pequeños ojos lo dicen todo y no hay nada, ni una palabra para describir esas miradas, esa calidez, esa emoción y el deseo de saber que tú estás bien, alegre, feliz y miran y esperan y sonrien a tu lado, y tú sonries también aunque realmente quisieras llorar de emoción y todo, todo está precisamente dispuesto para disfrutar y dejarse llevar por esas risas, por esas manos, por esos ojos. Lo majestuoso de la brillante mañana de sol, la luz azulada, la naturaleza que te envuelve, el aroma a café recién hecho y tus tostadas favoritas, nada, nada es mejor que despertarse con esa sorpresa y saber que no es un sueño, nada es mejor que abrir los ojos  a la felicidad.

5 de septiembre de 2010

Dime

Nunca se decide si se puede o no escuchar a otro, simplemente sucede y te ves envuelto en un torbellino de palabras y opiniones cálidas a veces, otras frías como la punta de un iceberg. Pero esos decires te abrazan y sonries aunque no quieras o lloras acariciando cada una de tus lágrimas rodeando tus mejillas, lo que dicen a veces no es importante pero en ocasiones dicen tanto que no puedes dejarlos pasar. De repente te paras a pensar que haces allí y te dan ganas de salir de tumbarte en la arena, rociarte de agua y sentir sus minigotas en tu piel, correr pisando hojas de otoño y envolverte en un viento suave que te acaricie, vale la lluvia también. Hueles a limón y otras veces a rosas, hueles a brisa y a ensueño, a café........y sientes que  la vida te llama, nos llama y la oímos pero no queremos ir, solo estamos oyendo palabras una tras otra. 
Y en medio de ellas, en medio de esos decires, el silencio no te deja oir y te quedas con él y contigo.

1 de septiembre de 2010

Alrededor


Sientes lo que viene, son muchos, a veces dos a veces más de dos, siempre ruidosos, alegres algunas veces tristes, cuando quieren invaden un terreno que ni siquiera sabes que tenías hasta que lo nombran, saben que estás y están también, sueñan como tú y dicen como tú, unos más otros menos, te acompañan y no dejan de estar.
Cuando su ausencia es evidente, una parte de tu mente sigue con ellos, con sus ganas de verte y decirte y dejar que les digas, que les leas, que les escribas.
Cuando el silencio te inunda y sus murmullos están lejos respiras larga y profundamente, descansas, vuelas, pero las aves vuelven casi siempre, una y otra vez.
Y otra vez los encuentras y ellos a ti. 
A disfrutar de la compañía siempre se aprende.