22 de junio de 2012

Hacer

Vivir de una vez, es así como empezó la mañana, con la intención de quien se sabe querer hacer sin hacer, como salga. 
Sin embargo preparas cada detalle, porque no sabes si el día realmente va y transcurre o viene y se queda. A mi se me ha quedado y se me quedará siempre.

Por el asfalto el camino sin curvas decide dejarme un aire impaciente y se va calando un sentimiento de añoranza por eso pongo la vista atrás. 

No me gusta retroceder porque sé que desde allí, desde ese tiempo, a veces las cosas duelen cuando te das cuenta que algunas no volverán, pero hoy era un buen día para retroceder y sentir cada minuto de esos sentimientos que cada una de las personitas que me rodean me transmiten. Me voy llenando de olores a nubes de azúcar y a colonia infantil, me voy llenando de colores vivos y de sabor a chocolate derretido, me lleno de palabras sin sentido y frases incompletas y de medias canciones, de dibujos circulares indefinidos y de ojos brillantes, me lleno de luz, me voy llenando de paz.

Sé que todo eso se ha quedado atrás y así...exactamente así, no volverá. Y me acongoja decir adiós y no me permito soñar con despedirme. Por eso me bajo del coche y camino con una sonrisa, para saberme segura de poder continuar con este día y disfrutarlo, como salga, sin más.

De repente el camino es de colores, me es muy familiar porque es un arco iris desdibujado, en un tono suave y sereno y mis pasos van dejando una estela que se confunde con su gas evaporado, como si estuviese en las nubes, allí oigo vocecillas que con cánticos angelicales me reciben y  me abrazan, pequeños duendes mágicos de verdirojos sombreros y pantuflas puntiagudas, sobrevuelan también este mágico camino hadas diminutas que desprenden un brillo plateado que me baña dejándome resplandeciente y corro sin miedo, trepo por los árboles y me detengo en las nubes, como volando, en un vuelo lento... un vuelo de colores..un vuelo de ensueño.

Mis pasos se detienen al final del arco iris, parece que me esperan otros seres diferentes, desciendo de las nubes de las cuales me cuesta desprenderme, veo el asfalto negro y el camino recto, las calles, las plazas, los colores grises de mi alrededor cotidiano, ya no están los olores azucarados ni los ojos brillantes, ya no está la luz...me paro a pensar pero sin detenerme demasiado, no hay tiempo, me esperan...intento atravesar este nuevo camino con la misma alegría pensando que a veces los sinsabores también forman parte de los recuerdos y de la intención de hacer sin hacer y yo quiero hacer, como salga.

La huella de este día se ha quedado en mi y no es por el vuelo en aquel arco iris, que también, ni por las ganas de llorar al pensar en decir adiós, que también, sino por una palabra que seguramente hemos visto y leído muchas veces pero dicha es  !tan distinta!.
Las palabras no están de más, se buscan y se encuentran, se necesitan y se regalan, se sienten y se guardan....así se queda esta hoy, así se me queda una sola palabra: GRACIAS

7 de junio de 2012

Necesidades:oir

Preciso un momento, inesperado y cálido para pararme a sonreir, preciso un instante frágil aunque dure poco para empezar a sentir. 

Las necesidades son a veces difíciles de descifrar cuando viajas hacia un mundo que crees conocer, te apabulla el viento y el sol de verano, incompatibles, pero a veces coinciden en  un día que no sabes cuando fue o será. 

Suelen mis ojos mirar hacia afuera y dejar lo cotidiano  para saber que hay más, suelo callarme y dejar que hable el mar. Volviendo la vista me siento en el borde peligroso que describen los granos de arena resplandecientes de verano, mis pies acarician la suave espuma de un mar que hoy no me dice nada, pero yo todavía callo más y espero.
Sobre mi cabeza y aunque yo no la vea una gaviota vuela a ras de suelo aleteando como pidiendo que la mire, no hay curiosidad, porque sus alas y el sonido de su movimiento hacen que la imagine describiendo innumerables piruetas que me dejan pequeñas y finas la arena esparcida por mis ganas de oír al mar.

Él calla y yo quiero oír, se esfuerza por decir lo que no llego a escuchar porque sus sonidos bailan a la vez que el viento, mis ganas no coinciden con la realidad, suave se mece y se entretiene en dibujarme olas perfectas y su blanco ahuecado, lleno de aire, su blanco fresco me invade y me hace olvidar, se lleva sus olas retrocede y me busca, y me deja pensando en que estará pensando el mar.

Espero, las piernas desnudas como el alma, la brisa en la cara y los ojos cerrados. Puedo sentir mis dedos describiendo figuras en la humedad de la arena a mi alrededor, puedo sentir mi respiración relajada soplándole a la vida y soñando con el abrazo que el mar me da sin palabras. Pequeños trocitos de felicidad que aprovecho cuando los tengo, ese vaivén y él lo sabe, viene y se va, a veces con enorme olas, espuma rompiendo en mis pies y otras calma  sosegada, humedad chispeante de vida.

Suelo pensar que las necesidades son difíciles de descifrar aunque el mar te deje y se deje querer oír, hoy no lo escuché, no estaba cerca o no lo vi. 

Me levanté ya sin esperanzas dándole la espalda al azul imponente de una marea que se recogía al atardecer, mis huellas en una arena dorada por el sol y el reflejo de mi sombra callada y dormida me acompañaban, solo estaba yo y mis sueños de oír el mar, solo me había quedado el vacío de haber sentido y la ausencia de no tener más. No digo que no fuí feliz por los breves momentos en los que sentí, en los que vi como me ofrecía las mejores olas en una callada quietud que él y yo sabemos que nos gustan. No digo que mis ojos no brillaron reflejando la belleza de su imponente compañía en mi pequeña vida, no digo que no sonreí.

Pero sigo esperando a oír al mar ...quedo y cálido...como cuando era pequeña y no solía pensar en que las necesidades son difíciles de descifrar, sigo esperando oír...y oirte ....mar.