4 de marzo de 2012

Green

           Cuando piensas en la vida, pequeña o grande, ves al final de ese pensamiento el verde asomar seguro y firme. Sus pasos siempre inundan de color positivo los días, suele aparentar fuerza porque cuando coge rayos del sol y agua de los ríos, su intensidad resplandece y parece que se hace más fuerte, más entero, más liso, más verde.

Se rodea de pequeñas vidas alrededor y simplifca su sencillez en una luminosidad verdosa, clara, que nos hace pensar si de verdad todo es tan positivo.

     El verde es permisivo, nos invita a creer y a seguir, a utilizarlo como cumplimiento de una consecución de gestos o actos que terminarán casi siempre bien, porque empezamos en verde, en brote, en yema a punto de germinar, porque empezamos con ganas de crecer.

     En sus más de cien tonos, el verde no significa nada si no ponemos los ojos en él , a veces pasa desapercibido en su abundancia en el campo o se confunde cuando el amarillo lo invade y lo convierte en lima, se mezcla con el azul en la exhuberancia del mar y se opone al rojo si queremos destacarlo sobre éste, el verde se oculta, tímido y receloso cuando nuestros ojos no le otorgan su lugar, prefiere huir con su etiquetada esperanza  hacia lugares donde se camufle con la naturaleza, donde no destaque, donde sus ganas de expandirse pueda suceder sin que nadie se de cuenta y despliegue si intensidad, su brillantez y su fuerza.

     Volando con la mente en verde puedo ser y regocijarme de positividad, puedo brillar y devolver ese brillo a otra vida,  renacer y seguir creciendo sin parar, descansar y volver a empezar, untar de vida a los que me rodean y reir sobre la hierba que describiendo espirales crece hacia el cielo y sus ramas alargadas, sinuosas, verdes van dibujando mis pensamientos, mis ganas,  con inquietas curvas líneas verdes que sencillas y calladas quieren continuar hasta que alguien pose sus ojos sobre ellas.

     Aquí espero en las espirales verdes escondidas de mi mente.