8 de agosto de 2010

la casa

Una brisa marina, repentina y fria, llegaba a  través de las ventanillas abiertas..
-Hemos llegado.
Su esperaba impaciente la resolución de las cosas, que una a una se aclaren y terminen, estaba agotada, el viaje había sido largo y tenso, Ana se dedicó a contarle los detalles de sus visitas al lugar donde se dirigían y ella la oía sin ánimos, sin apenas ganas de nada.
La casa blanca con un enorme jardín lleno de árboles y un camino de piedrecitas blancas, esperaban la llegada de ambas, una mujer alta con una capa beige las esperaba en la puerta, las hizo pasar y entonces fué cuando Su vió todo aquello como un mundo esperado, una casa amplia, llena de grandes ventanales de madera, muchas fotos decoraban las estancias, una gran escalera de madera se veía al fondo del salón, dos mesillas decoradas con flores secas y pétalos tintados adrnaban los laterales de dos sillones gemelos, una sofá cerraba aquel pequeño espacio acogedor que tenía una mesa de centro donde ya estaban preparadas un juego de tazas y una tetera con un aroma a cerezas y el calor que necesitaban en ese momento.
Todas se presentaron y se sentaron a tomar el té, el padre de Alvaro no llegaría hasta mas tarde.
Ana empezó a detallar las sospechas de que el accidente había sido algo planeado y la esperanza de encontrar aún con vida a Alvaro, le contó todos los pasos que habían seguido y lo que habían ido encontrando.
Cuando Su empezó su historia, los ojos de la madre la miraban como queriendo encontrar algo más en sus palabras, había algo en ella que llamaba mucho su atención. Sacó las fotos de la web , las que encontró en niños desaparecidos y le pidió que le cuente si podía todo lo que les pueda ayudar.
El rostro de aquella mujer estaba marcado por la tristeza y una propfunda soledad, su pena se notaba en sus palabras y en el color de su voz.....
- Llevo muchos años viendo a mi hijo solo en ocasiones contadas, la vida fué distanciandonos porque él nunca quiso aceptar lo que decíamos y ahora ya no sé que hacer, quizás tuve que hacer caso de sus palabras cuando decía que era mejor así y no insistir para que vuelva con nosotros. Las madres a veces somos tan intansigentes, lo queremos todo pero a veces eso no puede ser. Creo que ha llegado la ocasión de que os cuente como sucedieron las cosas desde el principio.
Y empezó un relato triste y lleno de agujeros por donde escapaba la luz, por eso era tan gris y sombrío por eso sus ojos se llenaron de lágrimas desde el principio.........

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