27 de octubre de 2010

12. Allí debajo

Dime y dame, toma y  no vuelvas a pedir más. Así llegó mi cuarto año de vida en compañía de mis padres y mi abuela, recuerdo mi niñez tan cercana, que parece que todavia la toco con los dedos, el día que miré hacia atrás recopilando una a una mis alegrías y mis penas, todas de atrás, de años anteriores a los que tengo ahora, una sonrisa se dibujó en mi rostro, pensé que este era un buen modo de soñar...y seguir volando.

Las veces que menos vuelven a mi, pero que existieron, son las de estar triste sobre el columpio del patio interior de la casa de mi abuela, me gustaba estar horas y horas mirando como el suelo se movía bajo mis pies intentando irme del mundo, de la realidad, de la pena que me invadía cada vez que hacía eso. Mis pies flotando y allí debajo el mundo, con sus flores de colores y su  cielo azul, con sus risas y paseos al sol, con su luz y su paz, ese mundo que yo no pisaba porque lo miraba desde allí, desde mis pies descalzos, flotando a vaivenes. Todo era muy triste cuando alguien a quien yo quería me hablaba con firmeza, las palabras mal dichas a veces suelen grabar en tu corazón una herida que es difícil de saber su procedencia, ni porqué ocurre ni siquiera cómo curarla...y de repente te sientes muy mal y las lágrimas salen y salen sin parar, eso era lo que me pasaba por eso me detenía en el columpio y paraba el tiempo, el tiempo de esa herida como si quisiera retrocederlo..pero ya lo aprendí....no se puede. Ese momento era eternamente triste y a veces veía mis lágrimas caer en el vestido rosa que me ponía mamá para parecer más guapa -todavía- eso decía, y las veía y me manchaba y me ponía todavía más triste, a veces venía mi abuela a darme besos en los ojos, en las manos o me cogía e intentaba despegarme del columpio, pero yo no salía, no me movía y a cada segundo de caricia venían dos de pena y a cada beso dos de querer volar...pero volar de verdad. Intentar modificar en un ápice lo que me llevó albergar esa herida en mi corazón...no supe hacerlo en ninguna de las ocasiones, aún eso no lo he aprendido.Por eso cuando me vuelve a ocurrir, busco lo más alto par subirme en ello y mirar el mundo desde allí.....luna como me gustas.

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