3 de octubre de 2010

2. Lena

Exactamente no se cómo un ser humano puede llegar a beber tanta leche o algo que se parece más a un líquido tranparente blanquecino que sale a temperatura ideal de los pechos maternos, pero es así, me alimentaba de eso con mucha dificultad, no me gustaba chupar de un pecho lo reconozco, ni tampoco el sabor dulce, sería que me estaba preparando para una lista larga de cosas que después no querría ni probar.
Perdón aún no os he dicho como me llamo, pero en realidad no sabría definir bien cual era mi nombre verdadero en ese momento, me lamaban pichurri, bicho, nena, gordi, peque, bebé, pequeñita, mofletes, hasta que por fin un día comprendí que mi nombre era uno que mis padres habían elegido al azar, vamos no era el típico nombre de mis abuelos, o tíos, ni tampoco de actores ni cantantes de moda, ni de jugadores de futbol ni baloncesto..menos mal!, ellos lo eligieron sin más, mi nombre es Lena, no Magdalena , ni  Malena...sino Lena.Y así fuí por el mundo con mi nombre como bandera, porque me gustaba y aún me gusta.
Mis primeras experiencias ciertamente no han sido excepcionales, el contacto con el mundo me hizo comprender que debía beber de la sabiduria de otros pero también de mis observaciones, por eso desde que pude, contemplaba el movimiento de cada cosa a mi alrededor para entender porqué se movia y yo no, lo descubrí después de muchos intentos, mi cuerpo no hacía caso de mi intención de ir corriendo y descubrirlo todo, que ganas tenía...ahora ya se me van pasando..pero no del todo. Estaba siempre en la hamaca que mi madre se empeñaba en llenar de muñecos cada cual mas estimulante que el otro, yo los miraba atenta pero mientras tanto soñaba con huellas en el mar, con  gotas de rocío en mis manos y dando vueltas en un caballo alado, claro mis sueños se interrumpían cuando mi madre se empeñaba en que vuelva a chupar aquel líquido del cual  ya he hablado, que insistencia, si yo lo que quería era saltar de sus brazos y correr.
Pero sucedió, di mis primeros pasos muy pronto y todo tomó un rumbo distinto, de repente comprendí que un buen día treparia por los árboles, correria detrás de los pájaros y me arrastraría sin parar por la arena y entre las olas, aún pensaba que algun dia volaría como las nubes de Velazquez y que tocaría sin dudarlo, la maravillosa luna para comprobar si era blandita como yo pensaba y si era magníficamente blanca como en mis sueños.
Aún tenía solo unos meses de vida y no entendía bien por qué nadie se daba cuenta de que yo necesitaba decir cosas, bueno, no sabía hablar pero lo intentaba con mis todas mis fuerzas, a veces me decían, si parece que quiere decir algo cuando mis agggggsssssss sonaban en un silencio. Pensé entonces que debía tener paciencia pero que almacenaria todas mis palabras para contarlas algún día...como ahora.

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