4 de noviembre de 2010

14. Uno de estrellas

Con cinco mi vida ya no fué la misma, conseguí mi objetivo: escribir. Por fin pude decir un poquito de todo lo que pasaba por mi mente. Enlazaba las letras una a una intentando que el lápiz se deslice en el papel como las anémonas ondulantes del mar, sin esfuerzo alguno, que las palabras digan más que lo que ponían, que suene a melodía indescifrable, a sueño, a  cuento mágico, quería decir para que el mundo me oyera y sintiera.

Mi profesora, una mujer que a mi modo de ver  no dejaría nunca de ser guapa porque siempre sonreía, cogió mi primera historia y la leyó deteniéndose en cada letra, en cada palabra y yo expectante en el fondo de la clase hacia como  si me leyese un cuento, pasaba las hojas sin mirar y conteniendo el aire.....
- Lena, vienes un momento?
- Quien te ha contado esto?
- Nadie
- Nadie?
- Está en mi cabeza.... Y sentí mis mejillas encenderse, como cuando las luces del árbol de navidad tienen el modo de encenderse de leve a intenso, así me sentí...así me detuve dos minutos.
- Es muy bonito Lena...es precioso!!, me dejas que lo lea mañana en clase?
- Si, -repondí bajito-

El señor de las estrellas

Había una vez un señor que tenía manos de estrella, no podía mirarse en el espejo porque las estrellas brillaban y no le dejaban ver, no podía peinarse, ni lavarse porque las estrellas no son como las manos, no podía abrazar porque los picos de las estrellas se clavaban en las personas y muy triste se fué a vivir a una montaña. El señor de las estrellas todos los dias lloraba sin parar y las estrellas se mojaban y brillaban todavía más, el señor de las estrellas tenía que llorar con las manos en alto para que no se mojaran y se dió cuenta que si estaban siempre así le molestarían menos, asi que se subió la colina más alta y alli se puso a llorar, de sus ojos salieron rios, de los rios hierba, de la hierba bosques y de los bosques pájaros, los pájaros volaron mucho y llegaron al cielo y le pidieron a la luna que recogiera esas estrellas de las manos del hombre. Y por la noche cuando el hombre estaba con las manos arriba en lo alto de la colina, la luna se llevó las estrellas y el hombre se quedó solo, en silencio y sin luz. Lloró dos días por sus estrellas y con sus manos nuevas escribió  una carta a la luna, le pidió que lo llevara a vivir junto a sus estrellas porque de allí no se quería ir porque las echaba de menos. Desde ese día el señor de las estrellas vivió en lo más alto de las nubes y se encarga de encender las estrellas por la noche. FIN

Todos aplaudieron y me dieron un abrazo...Y yo me puse muy contenta, hice una portada a mi cuento y lo guardé en la cajonera de mi clase.
Me fuí a casa, en silencio....mi madre me miró y se dió cuenta de ......que no debía preguntar....y no le dije..no dije...que aquel hombre, el señor de las estrellas, era mi abuelo y que me había dejado aquí con sus bosques y su hierba, sus ríos y sus pájaros y que solo miraba cada noche al cielo para ver sus estrellas.

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