11 de noviembre de 2010

15. Berta ( este va sin dibujo)

Ella era graciosa, su pelo flotaba como una nube de algodón cuando corría escaleras abajo, rojizo de sabor a melocotón, pensaba yo, cada vez que olía su melena rizada y pelirroja, la imaginaba comiendo melocotones a montones para tener el pelo con ese olor, llevaba gafas azules que resaltaban sus grandes ojos verdes y sus pecas debajo de ellas, le daban un aspecto de cómic.Ni alta ni baja, ni fea ni guapa, simplemente Berta.
Cada mañana Berta y yo entrábamos a clase juntas, nos sentábamos juntas y abríamos nuestros estuches de pinturas y cuadernos juntas, el tiempo que transcurría desde ese momento hasta que llegara un adulto a darnos clase, nos pasábamos contándonos lo que habíamos soñado y dibujábamos personajes difíciles de descifrar, bueno, en realidad los dibujaba ella, que se le daban mejor estas cosas, en el patio jugábamos con otras niñas pero siempre intentábamos estar en el mismo juego las dos y al volver a clase  reíamos de lo bien que salía todo cuando estábamos juntas.
Su  madre, una mujer fina, alta y con una larga melena morena, la esperaba sonriente a la puerta del colegio y Berta se despedía de mi con un gran abrazo y corría al lado de su madre, le daba la mano y entonces sus pies parecía que ya no tocaban el suelo de lo rápido que volaba hacia el autobús. Mi abuela nunca podía ir a ese ritmo y por eso no nos ibamos juntas y eso que vivíamos cerca una de la otra.
Su perro "Troqui" salía feliz meneando la cola cada vez que yo iba a buscarla para ir a por chuches o a jugar y daba vueltas de contento saltando y ladrando, a veces y sin que su  madre se entere le dábamos a probar nubes rosas o frambuesas con azúcar, solo un poco decíamos y él estaba feliz.

Nuestras bicis, nuestras pelotas, nuestros patines y nuestras cuerdas de saltar, lo compartíamos todo y era divertido soñar juntas, cuando acabe el curso nos iremos a la playa, al Caribe, con un bikini de brillantes y un sombrero rosa, tendremos algunos novios pero serán de las dos, creceremos en París y cuando vayamos a la universidad elegiremos escribir libros, una los escribe y la otra hace los dibujos. Seremos famosas y a la luz de los focos y pisando la alfombra roja nos haremos muchas fotos con vestidos largos y nos pintaremos los labios de color rojo.
Berta no está, mis letras la buscan y echan de menos sus dibujos, sus risas y su olor a melocotón pero yo la echo de  menos a ella y solo a ella. He intentado poner algunas Bertas en mi vida y algunos otros abrazos, pero aún es difícil.

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