22 de mayo de 2012

Campo y asfalto

        
 En un sueño mis pasos y en un despertar me detengo, el bamboleo de los árboles al viento no me deja pensar, un traqueteo constante de ruedas contra el asfalto me advierten que el campo ha quedado muy lejos y que la ciudad envuelve ahora mi camino.


Un camino constante y preparado para saberme entretenida e impedirme pensar.

Mientras la pálida luna desaparece, al fondo se intuye un día soleado, esperanzador, como unos enormes ojos que  fijando su mirada te dicen lo mucho que significas en un solo gesto. Parece que el día se define así, sin palabras que alcancen una sensación elaborada, sin descripciones eternas de detalles repetitivos o casuales enmarcados en las líneas del destino, el día se define simple y respirable , como en un suspiro.

El asfalto brillante que empieza a resplandecer invade la carretera que sigo como siguiendome a mi misma, espero, sigo, sigo y espero. Y no veo al conejo del cuento de Alicia por ningún lado, eso es buena señal, no tengo prisa, pero no despego los ojos del camino que me lleva a la vida.

Y es esa vida la que se detiene cuando llego al final, al final de una camino elegido por mi día tras día. 

Los movimientos que siguen son casi mecánicos, la sinuosa carretera me conduce hacia la cotidianeidad de mis rutinas, amadas y seguras a las que me aferro como al peluche cuando era pequeña.
Rutinas llenas de pedacitos de sonrisas, de detalles para otros insignificante pero para mi tan grandes que su inmensidad me trae la felicidad, donde me poso quieta y cierro los ojos para guardar ese sentimiento.

Me envuelvo en el día a día y busco estar dentro de esa envoltura con perfectos casilleros para todo, uno para sentir, otro para llorar, otro para escribir, otro para leer, otro para abrir los ojos, otro para escuchar, otro para compartir, otro para decir, otro para callar y otro para ordenar lo que queda por hacer.

Así llego a la luna y despido al sol cada día. Sin pensar nada mas que en envolverme....sin embargo a veces salgo y me llamo, acudo y me encuentro y respiro el aire que en el exterior, el campo con hermoso verdor me llama.

Un camino constante y preparado para saberme entretenida pero esta vez, me invita a pensar.

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