22 de enero de 2012

Cian

No se cuando, como, ni porqué, me vi envuelta en su perfume azulado, y su reflejo me hizo pertenecer a su tono mar, a su decir suave y a sus olas envolventes. Sentir en cian y repirar en él es casi perfecto cuando es simplemente eso, azul claro, azul intenso azul cielo o azul mar. El azul recorre casi siempre un movimiento como de nube, como de formas sin describir....imaginación desbordante.

Si pudiese elegir vivir en un mundo, elegiría el mundo azul con su perfección y su vaivén, sin duda. Sus variaciones te invitan a decidirte por el encanto de su magia azulada, turquesa como una piedra preciosa, aguamarina que te sumerge en lo acuático en lo submarino, color agua invariablemente azul. 

Te sustrae, sin que esa propiedad sea invasiva, todo lo contrario, te invita a sustraerte a su inmensidad, como cuando miras al cielo y te va dibujando formas y espacios y te sientes pequeño pero satisfecho de poder verte en él o como cuando tu llanto se derrama en una playa que explota en tus pies con su blancura pero enseguida levantas la mirada y el profundo azul te mira y su mar es tu lágrima y  tu pena compartida con millones de gotas, que azuladas se divierten dejándote sentir y soñar mezclarte con ellas.

El azul te deja paso, te abre sus puertas, te abraza con aprecio para que resplandezcas y mezcles tus sensaciones con su capacidad de transparencia, para que te humedezcas en su libertad, que te sonrie, te acaricia y te deja respirar. 
Sueños azules, principes azules, azules cielos, mar azul, ojos azules y profundos, lo azul en su desbordante explicación de querer ser perfecto......Y cuándo, no lo se, sin darme cuenta me introduje en su corriente, en su pequeña mezcla de tonos siempre azulados, entre su mar y su cielo, su luz y su sombra, entre lo azul y lo celeste, pero a veces salto a la luna entre lo blanco y lo negro...y desde alli contemplo su belleza y su infinita longitud, su inmensidad.

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