12 de septiembre de 2011

Empezar

Y un día fué y se hizo visible, uno indescriptible, lleno de suaves vocecillas, de caricias pequeñas y de brillantes miradas. Habiendo llegado al punto en que la vida se sabe una ,con sus rutinas y sus atascos, con sus problemas agobiantes y sus desesperos, habiendo llegado al punto en el que parece todo lo mismo, en el que no hallas consuelo. Miras a la luz del día como mirar a un punto cualquiera del espacio que te rodea y te sabes  pequeño, débil y temeroso del tiempo, que te marca un día y otro. No se detiene.

Y ése, en el que se hizo visible, ese indescriptible, los pequeños pasos en las escaleras despertaron mil sensaciones perdidas, ese día se lleno de colores, primero pasteles, como mezclados con un blanco mate degradados por una suave sombra rosada, para después coger tonos intensos, fuertes y brillar con el color propio del púrpura, del rojo intenso, del carmín. Ya no llegas, ya no vas, ahora vienes, te encuentras con esos minutos de sosiego, de paz y de un corazón acelerado por seguir sintiendo lo mismo, la ternura que te invade no se parece a nada, quizás es comparable a cuando se disuelve el azúcar en tu boca, a zapatillas viejas y desgastadas que te siguen dejando comodidad y calor, a piruleta de fresa, a olor a ceras, a nuevo, a querer llorar y reir y no saber por cual decidirte, a volar, a soñar.

Todo está en un cajón lleno de sorpresas, no sabes lo que va a pasar pero sni embargo te anima, te alimenta el espiritu y te hace sonreir. No se podría decir que en este día, en este punto te quisieras parar, por el contrario tienes ganas de que siga, que transcurra y que te haga adivinar lo que esos pequeños seres que te rodean te harán vivir. Ellos esperan impacientes y solícitos a aprender de ti, a saber más, a demostrarte lo que pueden dar. Y sin embargo no se dan cuenta que te dan más, que te enseñan más y que tu aprendes...sobre todo en este día, en un día. En este principio de su contínua vida.

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